El seleccionado y el equipo suizo atraviesan tal vez uno de los mejores momentos de su historia, sino el mejor. El renacer de Basilea, y la generación de futbolistas suizos, dieron lugar al gran momento que vive la Selección.
La década del 2000 trajo nuevos y buenos aires para el fútbol helvético de la mano del poderoso Basel. El club que venía de dejar atrás los fatídicos 80’ y 90’, con descenso incluido, se consagró en 2002 luego de 22 años de sequía y desde entonces comenzó una hegemonía absoluta en la competición doméstica. Desde entonces, consiguió 21 títulos (10 ligas, 11 copas nacionales) en los últimos 16 años. El gran trabajo realizado, dio lugar a su aporte a la selección mayor ya que el club además de promover jugadores desde las inferiores, era lugar “obligatorio” de paso previo a desembarcar en las grandes ligas europeas para los otros que llegaban desde distintas instituciones.
En la última convocatoria realizada por Vladimir Petkovic, 9 de los 22 jugadores convocados tuvieron paso por el multicampeón conjunto y muchos de ellos fueron surgidos desde las divisiones juveniles del club. Cabe destacar que también figuras históricas de la Selección han sido también aportadas desde su semillero, como los casos de Alexander Frei (máximo goleador), Hakan Yakir, Marco Streller, entre otros, y las figuras actuales de Granit Xhaka, Gokhan Inler, Xherdan Shaqiri y la esperanzadora figura creciente de Breel Embolo.
Pero casualmente, al mismo tiempo que Basilea vuelve a lo más alto, Suiza se adjudicó el campeonato europeo sub 17 por primera y única vez en su historia, donde venció en la final a Francia por 4-2 en la tanda de penales. Jugadores como Philippe Senderos, Tranquilo Barnetta y Reto Ziegler fueron artífices importantes en la consagración.
Pero el éxito continuó en la categoría juvenil. Pasaron siete años desde aquella consagración en suelo danés, y llegó la Copa del Mundo 2009, en tierras africanas. Más precisamente en Nigeria.
Allí integró el Grupo B junto a México, Japón y Brasil, en donde para nada se vislumbraba sencillo. Pero los 9 puntos sobre la misma cantidad disputados, despejaron temores y puso en consideración al equipo que no tuvo reparos para dejar fuera de competencia a Brasil. Seferovic, Xhaka y Ricardo Rodriguez fueron esenciales para lograr la clasificación a octavos y para lo que vendría después.
Alemania e Italia iban a sufrir la furia roja en octavos y cuartos de final, respectivamente. Seferovic seguía intratable y Ben Khalifa desparramaba talento, algo que los rivales no podían controlar.
Ya en semifinales, aplastó 4-0 a Colombia con tantos de Seferovic, Khalifa, Rodriguez y Martignoni, y se situó en la primera final del mundo de su historia, teniendo en cuenta todas las divisiones.
En la definición, el seleccionado local fue el duro escollo que le tocó enfrentar a los dirigidos por Dany Ryser. Ante 60.000 espectadores, Seferovic volvió a tener el pie caliente y decretó el 1-0 que le dio el título a Suiza en la cita máxima juvenil. El delantero fue uno de los cuatro goleadores del torneo, con cinco tantos, mientras que Ricardo Rodríguez aportó tres goles.
Sin duda alguna que el aporte de Basilea a la Selección mayor suiza fue de gran ayuda para subir la vara de rendimiento, acorde al nivel generacional de sus futbolistas. Muchos hablan que la actual generación es la más importante de su historia, aunque todavía deben igualar o mejorar la marca de Cuartos de Final en un Mundial. Apoyados en su solidez defensiva, el control que aporta Xhaka, el vértigo y desequilibrio individual de Shaqiri y los laterales, más la capacidad goleadora de Seferovic, dan argumentos de sobra para pensar que podrían adueñarse de ese “titulo” que muchos le adjudican. Desde el 17 de junio, en Rostov, veremos si están a la altura de las circunstancias.
Foto principal: FIFA
