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La fecha fue realmente polémica, jugadas discutidas, quejas de técnicos, jugadores y dirigentes decoraron todos los programas deportivos hasta el día de la fecha. Hubo fallos erróneos -es totalmente cierto-, pero eso no es lo más grave, lo más complejo de este momento es la pérdida de credibilidad que rodea no sólo al arbitraje sino a todo el fútbol argentino. Es necesaria una urgente reestructuración arbitral. Hoy llama poderosamente la atención escuchar que uno de los miembros de la escuela llamó telefónicamente a Darío Herrera para felicitarlo por la mano sancionada en San Lorenzo –Huracán, que fue parecida a la que se sancionó en cancha de Tigre por parte de Loustau, ambas a mi criterio sin intencionalidad y con movimientos naturales de ambos jugadores. Hay una confusión alarmante de los colegiados quienes no parecen entender las directivas que bajan sus profesores, quienes según dicen la FIFA quiere que se sancionen todas las manos que ocupen un espacio de manera antinatural, lo que no pareció en ninguno de estos casos, ni en la mano totalmente casual de Tevez en la cancha del Lobo platense.

Dejando de lado las manos, todo lo demás es discutible, desde la presión ejercida por Desábato sobre la espalda del delantero de River, hasta la falta cometida por Ortigoza en el malogrado penal.

El verdadero problema es que reina la desconfianza no sólo con los jueces sino entre todos los actores del fútbol, estamos en serio riesgo de perder todo lo lindo que durante años nos brindó este maravilloso deporte. Espero que nunca lleguen las malditas apuestas, sino vayamos vistiéndonos de luto…

Saludos.

Claudio Martin

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