El DT es otra de las piezas claves del presente del Xeneize. Cultor del bajo perfil, el entrenador le devolvió la paz a un convulsionado club. La renovación de su vínculo demuestra la confianza depositada en él.
Miguel Ángel Russo se convirtió en hombre record de la historia de Boca con el triunfo ante Lanús por 2-1, el pasado sábado. El DT alcanzo 12 triunfos y 3 empates, logrando el mejor arranque en torneos para el Xeneize. El entrenador igualo así la línea de Alfredo Di Stefano, quien en 1969 acumulo 10 victorias y 5 igualdades entre el Torneo Nacional y la Copa Argentina. Nada mal para el hombre de la sonrisa imborrable.
Russo es otro de los baluartes del presente azul y oro. Desde su llegada en enero pasado, otro aire se respira en el vestuario Xeneize. La sapiencia y experiencia del DT, con el agregado de conocer los pasillos de Casa Amarilla, transformaron el clima de Boca.
La apuesta de Juan Román Riquelme fue un pleno redondo. Russo, quien dirigió a JR en la última Copa Libertadores obtenida por el club de la Ribera en 2007, se entiende de maravillas con el ídolo y sabe de la confianza que está depositada en él. Su trabajo le valió la extensión de su contrato por un año más, hasta final de 2021.
Pero el DT no solo aporta su personalidad en el último campeón de la Superliga. Fue clave en la recuperación de Carlos Tevez, la otra bandera azul y oro. Russo recuperó el mejor nivel del Apache, quien le responde con goles y asistencias.
La mano de Russo excede al ex hombre de la Juventus. El entrenador recuperó a Sebastián Villa y puso en primer plano a Jorman Campuzano. Apostó por Pol Fernández y explotó la jerarquía de Eduardo Salvio.
El DT además sabe que los vínculos y el grupo son factores fundamentales en la convivencia y en la búsqueda de los éxitos. Hombre de códigos, Russo ratificó una vez más a Franco Soldano post triunfo ante el Granate y a pesar del gol de Ramón Abila: “Wanchope siempre hace goles y está bien. Decidí que hoy tenía que jugar porque da competencia. Soldano está muy bien, la gente de arriba está muy bien, hay que acomodarse en el medio”.
Conocedor como pocos de la exigencia del mundo Boca, el entrenador sabe que en los detalles esta la diferencia. Lo dejo en claro al reparar el problema que tiene su equipo con la pelota parada: “Los cuatro goles que recibió Boca (a lo largo de este 2020) fueron de pelota parada. Esta es una de esas cosas que tenemos en la cabeza como cuerpo técnico para buscar lo mejor. Son pocos los goles que nos hicieron. Hay cosas por trabajar y la pelota parada es una de ellas“, expresó post vitoria ante Lanús.
Siempre cauto, declarante de bajo perfil, el hombre que ya conquistó la Libertadores en Boca está ante un nuevo desafío. El camino es largo, pero el Xeneize se ilusiona y con Russo, hombre de batallas duras, el sueño copero parece posible.
Imagen destacada: Twitter Oficial Boca Juniors
