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Serbia – Croacia: una rivalidad que trasciende lo futbolístico

Los seleccionados eslavos se enfrentaron sólo cuatro veces oficialmente, pero mantienen una rivalidad que va más allá del fútbol. En Rusia, podrían cruzarse en una hipotética semifinal.

Muchas rivalidades existen en el fútbol. En nuestra región se pueden destacar fácilmente aquellas que mantienen entre sí lo argentinos, brasileños y uruguayos; también aquella que hace vibrar a los chilenos y a los peruanos. Y en Europa podrían mencionarse las grandes pasiones que despiertan los cruces entre Inglaterra y Escocia, o entre Alemania y Holanda.

Sin embargo, hay una rivalidad que supera a todas las anteriores mencionadas. Que no sólo se ve marcada por lo futbolístico, sino que tiene como raíz las grandes diferencias sociales entre dos naciones que supieron convivir juntas, aunque con dificultades, durante mucho tiempo: Serbia y Croacia.

Stanković y Boban se saludan en 1999 (Foto: Taringa)

A pesar de que ahora son naciones independientes, con sus respectivos seleccionados, serbios y croatas fueron parte durante muchos años de un mismo Estado: Yugoslavia. En aquel momento, lógicamente, sólo había una selección nacional que representaba a todo el territorio yugoslavo, y que era conformada por jugadores de Serbia, Croacia, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro y Macedonia.

Pero todo cambió en 1991, cuando Croacia declaró su independencia de Yugoslavia. Y eso no sería ajeno al fútbol, ya que justamente uno de los detonantes de aquella decisión fue el partido que enfrentó al Dinamo Zagreb croata contra el Estrella Roja serbio, en el estadio Maksimir de Croacia. Allí se desencadenó una serie de violentos enfrentamientos entre los hinchas de ambos equipos, que incluso tendría la intervención de un jugador de los locales, Zvonimir Boban, quien defendió a un simpatizante de su equipo ante los golpes de la policía, que mayormente era serbia.

Ese episodio de violencia en las canchas no fue el único entre serbios y croatas, pero en todos ellos el foco de conflicto fue el mismo: las diferencias sociales entre ambos pueblos. Por un lado, Serbia, cuya población en su mayoría practica el cristianismo ortodoxo. Por el otro, Croacia, en donde el cristianismo católico impera a lo largo de su territorio.

Radovanović marcado en el partido disputado en Zagreb en 2013 (Foto: Getty Images)

De todas formas, las diferencias religiosas no son las únicas, sino que las políticas también tuvieron su peso a lo largo de la historia. Por sólo citar un ejemplo, mientras que en la Segunda Guerra Mundial los serbios apoyaron a la Unión Soviética, los croatas estuvieron alineados con la Alemania nazi.

Con todo este historial, en el año 1999 serbios y croatas se enfrentaron por primera vez en un campo de juego formando parte de distintas selecciones. Fue en el marco de la clasificación para la Eurocopa que se disputaría en el año 2000 en Bélgica y los Países Bajos, aunque Serbia aún pertenecía a Yugoslavia y por lo tanto participó bajo esa denominación.

En aquella ocasión, no pudieron sacarse ventajas en ninguno de los dos partidos disputados, que finalizaron empatados. La ida se disputó en Belgrado, donde el marcador finalizó en 0-0. La vuelta, en cambio, fue más vibrante y culminó con un 2-2 en Zagreb (Boksić y Stanić anotaron para los locales, mientras que para los yugoslavos lo hicieron Mijatović y Stanković) que terminó dejando afuera de la Eurocopa a Croacia, que tuvo que ver clasificar a Yugoslavia como primera del grupo con tan sólo dos puntos más. Alegría inmensa de la gente serbia, que recibió a los jugadores en Belgrado como verdaderos héroes.

Fejsa persiguiendo a Rakitić en Belgrado (Foto: Getty Images)

Para que se volvieran a ver las caras en un estadio tuvieron que pasar 14 años. Esa vez fue por las Eliminatorias para el Mundial organizado por Brasil en 2014, en donde Serbia (ya como nación independiente) y Croacia compartieron el Grupo A. Allí la historia no tendría final feliz para los serbios, que no sólo no pudieron vencer a los croatas, sino que se quedaron afuera y vieron cómo sus máximos rivales lograron alcanzar un repechaje que más tarde los depositaría en la Copa del Mundo.

El partido de ida se jugó en Zagreb, donde Serbia cayó sin atenuantes ante una selección croata que la superó desde el primer minuto, consiguiendo un resultado final de 2-0 con goles de Mandzukić y Olić. En la vuelta, que se disputó en Belgrado, los serbios comenzaron en desventaja por un gol Mandzukić pero lograron rescatar un poco valioso empate gracias a un tanto de Mitrović.

Boban escapándose de la marca yugoslava (Foto: AP PHOTO/Srdjan Ilic)

En Rusia, sus caminos irán por separado. Croacia integrará el Grupo D, donde tendrá un rival de peso como lo es Argentina. Serbia, por su parte, compartirá el Grupo E con otro gigante como lo es Brasil. Pero, si las hermosas vueltas del deporte de la redonda lo permiten, podrían llegar a cruzarse en una de las semifinales del torneo. Claro está que para eso falta, pero tanto serbios como croatas seguramente estarán esperando el momento de volver a verse las caras. Y nada más ni nada menos que en la antesala de una final mundialista.

Imagen destacada: Reuters

Martín Bugliavaz

Periodista. Me gusta contar historias.
Llegué al Rincón con el objetivo de comunicar con responsabilidad y también para aportar una mirada diferente del fútbol, con la cultura como pilar fundamental.

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