Pocos lo conocen. Algunos ni siquiera saben que Martín es apellido y no segundo nombre. A los 24 años, Alexis Martín Arias, el oriundo de Carlos Pellegrini -provincia de Buenos Aires, cerca del límite con La Pampa- tiene apenas un puñado de partidos en primera. Le costó. Era cuarto arquero en tiempos del ascenso en 2013, cuando Fernando Monetti era indiscutido. Después, le tocó a Yair Bonnín, Nicolás Navarro y Enrique Bologna. Ahora, más allá de la competencia de Manuel García (el golero llegado de Rosario Central) parece que llegó su momento. En la victoria sobre Patronato, fue la figura excluyente.
“Fue el partido en el que más trabajo tuve, pero la más difícil no la toqué: fue el cabezazo de Masuero, que pasó muy cerca”, contaba con humildad el 31 en los vestuarios del Bartolomé Grela. Sostén obligado del triunfo del equipo de Gustavo Alfaro, apareció cuando sus compañeros no podían sostener la pelota lejos de su arco. Volvía y volvía. Y ahí, apareció la seguridad y aplomo de un pibe que está en las antípodas de que el arco “es para los locos”: “Soy muy tranquilo, es parte de mi personalidad. Eso no quiere decir que no grite u ordene”.
Sus padres en Pellegrini están pendientes de su buen momento. En La Plata lo acompañan sus dos hermanos y su novia Jimena, nada menos que la hija del ex futbolista y DT tripero Guillermo Sanguinetti. Todos están al corriente de estos 438 minutos sin goles en contra, porque desde su debut ante Deportivo Madryn por la Copa Argentina -con gol de José Michelena a los 12 minutos- se sucedieron los éxitos ante Colón (3-0, torneo pasado), Instituto (2-0, Copa Argentina), Vélez (2-0) y Patronato (1-0). El arco tripero sigue con candado puesto. “No me vuelvo loco, lo que sirve es el resultado grupal y ganar”, minimizó Martín Arias.
Recuérdenlo. Alexis Martín Arias. “Martín” apellido. Llegó para quedarse.