Se terminó la participación mundialista de Panamá. Se vivieron momentos de alegría, de tristeza por las derrotas y de nerviosismo, sobre todo, ante la tamaña responsabilidad que les cabía a los jugadores de representar a su país en un Mundial. El balance debe ser positivo y el trabajo de cara al futuro, fundamental.
El camino lo inició Julio César Dely Valdés cuando, durante las eliminatorias para Brasil 2014, armó la base que luego tomó Hernán Darío Gómez y llevó a la Sele a Rusia 2018. Aquella eliminatoria, con Dely Valdés al frente había dejado a Panamá en las puertas de una histórica clasificación. Las del Bolillo ratificó el crecimiento del fútbol panameño y en la última fecha del Hexagonal Final de CONCACAF logró un triunfo agónico frente a Costa Rica que lo depositó en un Mundial por primera vez en su historia.
De movida, se tomó esta posibilidad de roce internacional como un viaje experimental. El grupo que le había tocado a Panamá no era para nada sencillo, pero había suficiente energía positiva como para hacer un buen papel y traerse la valija colmada de nuevas experiencias.
El plantel formado por Bolillo Gómez contó con el aporte de jugadores emblemáticos, con experiencia en la Selección como Felipe Baloy, Luis Tejada, Jaime Penedo, Román Torres, Adolfo Machado, Gabriel Gómez, Armando Cooper y Blas Pérez. A éstos, el DT sumó la juventud y el buen momento futbolístico de Edgar Bárcenas, José Luís Rodríguez, Michael Murillo, Fidel Escobar, Ismael Díaz y Ricardo Ávila.
El primer momento triste se vivió cuando el Negrito, Alberto Quintero, se lesionó unos días antes del debut y su lugar lo ocupó el pibe Ávila. No obstante, por pedido del plantel, Quintero permaneció en Rusia acompañando al grupo y realizando tareas de recuperación, el pedido fue claro: “Somos una familia”.
El debut mundialista no fue para nada sencillo, enfrente estuvo una de las selecciones candidatas del torneo: Bélgica. Frente a los Red Devils se jugó un primer tiempo bueno, llevando adelante un planteo efectivo que culminó con el arco en cero. En la segunda etapa aparecieron los errores defensivos y todo lo construido se vino abajó. Tras un gol belga convertido desde el vestuario (iban apenas dos minutos del complemento) apareció la figura de Romelu Lukaku para anotar por duplicado y definir el resultado 3 – 0 a favor de Bélgica.
No había sido el debut deseado, pero se trabajó bien la primera parte y eso podría mejorarse. Sin embargo, en el segundo encuentro estuvo enfrente la siempre temible Inglaterra. No hubo sistema defensivo que pudiera frenar a los Three Lions que se fueron al descanso derrotando a Panamá por 5 a 0. Ya lo había adelantado Bolillo en Conferencia de Prensa cuando afirmaba que Inglaterra iba a ser el rival más difícil del grupo. Y no se equivocó. La Sele nunca le encontró la vuelta al partido pero tuvo una alegría grande durante el segundo tiempo. Felipe Baloy saltó a la cancha y a los pocos minutos marcó el primer gol panameño en mundiales. El resultado final fue un categórico 6 a 1 pero la Marea Roja hacia su debut en las redes mundialistas y eso era motivo de noticia y alegría.
El tercer partido significaba enfrentar a un rival que traía como antecedente cuatro participaciones en Copa del Mundo y con jugadores que podían complicar el fútbol de Panamá. Sin embargo, Túnez era un rival al que se podía vencer. Y las cosas comenzaron bien, porque José Luís Rodríguez logró anotar la apertura del marcador tras un disparo que se desvió en el tunecino Yassine Meriah. La FIFA lo convalidó como gol en contra, sin embargo al Puma poco le importó: “No me importa lo que diga FIFA, ese gol es mío” y agregó: “Si yo no pateo era imposible que fuese gol”. Luego Túnez logró darlo vuelta y se llevó los tres puntos. Panamá se retiraba del Mordovia Arena con las manos vacías y casi decepcionada.
Pero en estos casos hay que ver el vaso medio lleno. El roce internacional y la experiencia que significaron Rusia 2018 plantaron la base para llevar adelante un trabajo serio pensando en el futuro. Un trabajo que debe seguir la línea comenzada dos eliminatorias atrás y mejorar lo realizado hasta el momento. Hay material, hay una buena organización por parte de la Fepafut y grandes posibilidades de crecimiento. Este es un antes y un después para el fútbol panameño, sin lugar a dudas, veremos si los encargados de darle el empujón hacia adelante estarán a la altura de las circunstancias.
Por lo pronto, los jugadores y el cuerpo técnico llegaron a tierras panameñas y fueron recibidos como héroes. Se realizó una caravana hasta el Parque Urracá donde los esperaba José Isabel Blandón, Alcalde de la Ciudad de Panamá. Allí les entregaron la llave de la ciudad a los jugadores que anunciaron su retiro de la Sele, éstos son: Blas Pérez, Gabriel Gómez, Jaime Penedo, Felipe Baloy y Luís Tejada. El resto se llevó diplomas, también entregados por la Alcaldía. Hubo tiempo para entonar el himno panameño y para que El Súper Ratón Blas oficiara de animador en la fiesta de la Marea Roja.
Tamo activao, tamo activao, si o que @superraton7. #TodosSomosPanamá pic.twitter.com/r5RNg1ggUy
— FEPAFUT (@fepafut) June 30, 2018
Por mi parte, me despido y dejo esta cobertura especial que ha sido gratificante. Yo, tal como lo hizo todo el contingente panameño que participó del Mundial, me llevo una linda experiencia y espero volver a escribir sobre Panamá en el futuro. Un futuro que se avecina prometedor.
Fotos: @Fepafut
