Desde el 5 hasta el 20 de septiembre, el edificio Sergio Karakachoff de la Universidad Nacional de La Plata albergará la muestra “No fue un juego. Historias del fútbol durante el nazismo y el holocausto”. Ya se presentó en el Museo River y con auspicios varios -entre los que mancomunadamente figuran Estudiantes y Gimnasia- ahora la muestra museológica itinerante está en La Plata.
Vaya que no fue un juego. El equipo de investigadores buceó y recuperó onces historias de carne y hueso en tiempos de nazismo y holocausto para pensar el futuro sin olvido. Jugadores, entrenadores, clubes, hinchas fueron atravesados por la aniquilación de la Segunda Guerra Mundial cuya visibilización habitual es un asterisco que explica que por ella no se jugaron los Mundiales que hubiesen correspondido a los años ’42 y ’46.
El holocausto deparó historias: la de Julius Hirsch, el primer futbolista judío que integró la selección alemana; la Liga Terezin, campeonato que se jugaba dentro del campo de concentración; Matthias Sindelar y su extraña muerte por un escape de gas, tras haberse negado a integrar la Selección alemana tras la anexión de su país, Austria; la del español Saturnino Navajo que en un campo austríaco adoptó a un huérfano, Siegfried Mier. Los clubes Bayern Munich y Borussia Dortmund, el Ajax holandés y el Austria Viena, perseguidos por el III Reich y como contrapartida el orgullo de la Alemania hitleriana, el multicampeón Shalke 04. El fútbol femenino. Y mucho más.
Una de estas historias toca de cerca a Gimnasia. Es la del hacedor del Expreso del ’33, el técnico húngaro Emérico Hirshl, quien llegó a La Plata en 1932 (venía de Brasil, de trabajar en Palestra Italia, hoy Palmeiras) y se convirtió en el primer entrenador extranjero de nuestro fútbol. Revolucionó a Gimnasia entre 1932 y 1935, hizo historia en River (campeón 36-37, promovió a José Manuel Moreno) y en Peñarol de Montevideo, en la previa del Maracanazo uruguayo. El lado desconocido de Hirshl eran sus gestiones para brindar asilo a los judíos que llegaban a Buenos Aires, más allá que desde 1938 la llamada Circular 11 -dictada por el entonces Canciller José María Cantilo- que decía que no se podían otorgar visas a personas que hubiesen sido expulsadas de su país por sus ideas políticas u origen racial. Una orden a medida de la discriminación. Hirshl, gracias a sus influencias, fue una suerte de Oskar Schindler futbolero en nuestro país. Hoy, su hija Gabriela -acompañada por su esposo e hijo- recibió de manos de Gimnasia el libro “Decano de América”, un cuadro de la histórica caricatura del Expreso y una copia del contrato que su padre firmó en 1932. Fue un momento de mucha emoción.
Más allá de la sección historiográfica en exhibición se expondrán también obras de arte tales como acuarelas aportadas por el artista Omar Panosetti y pelotas de fútbol N°5 intervenidas por distintos ilustradores y escultores, dandole color y expresividad a la muestra.
En el acto tomaron la palabra el Vicepresidente del Área Académica de la UNLP, Martín López Armengol; Horacio Bilkis por el Centro Literario Israelita y Biblioteca Max Nordau; Leonardo Albajari, organizador de “No fue un juego”, por Estudiantes, Daniel Ridner, histórico hombre del área de Cultura; por Gimnasia el Secretario General Rodolfo Acerbi y Gustavo Sakkal por el Museo del Holocausto Buenos Aires.
Fotos: Cultura y Museo Gimnasia
Facundo Aché