Darío Benedetto vivió una noche inolvidable y fue el artífice de una victoria que pone a Boca muy cerca de una nueva final. El xeneize ya piensa en la revancha con Palmeiras, pero hoy volvió a entrenar con vista al choque con GELP por la Superliga. Se avecinan diez modificaciones.
Todavía siguen los ecos de una noche de Copa de esas que dejan huella en la Bombonera. Porque hubo otras a lo largo de este año, pero ninguna como la que se vivió ayer. En el aire sobrevolaba cierta precaución por la jerarquía del rival, por sus números que metían miedo y por el nivel de Boca. La derrota del eterno rival, la jornada anterior, le agregó un “sabor especial” al ambiente que se respiraba en el Alberto J. Armando.
El desarrollo del partido, las pocas ideas en ataque, la premisa de mantener el cero en al arco propio, el poco interés de Palmeiras por jugar en terreno contrario, parecían conducir el resultado a un 0-0 y la resolución de la serie a Brasil. Pero apareció el, el hombre de la noche, el héroe de la película, Darío Benedetto, para establecer el 2-0, primero con un certero cabezazo y luego con una magistral jugada que llevo a la Bombonera al éxtasis.
“Anoche se me pasaron muchas cosas por la cabeza, volver a convertir después de la lesión fue una emoción terrible”, expresó el “Pipa” hoy a diferentes medios de prensa. Y su emoción tiene una explicación lógica. Al ex hombre de Arsenal la rotura del ligamento cruzado de su rodilla izquierda (19/11/17) le llegó en un momento de plenitud total en la ofensiva xeneize. Cada fin de semana era una carta de gol para Guillermo Barros Schelotto y sus actuaciones le valieron ser llamado por Sampaoli para la selección. Incluso la posibilidad de ir al Mundial de Rusia estaba latente.
La recuperación, como todas las de este tipo, llevó un tiempo considerable. Y a su “vuelta” se sumaron un desgarro en el gemelo de esa pierna y una tendinitis aquileana, lo que impidió recuperar ritmo futbolístico. El regreso estaba siendo más complejo de lo esperado. Y para colmo, el arco permanecía cerrado. Hasta anoche…“En el gol no pensé en devolverle la pared a Pablo (Pérez). Cuando piso me quedó la pelota adelantada para pegarle, y lo primero que se me ocurro fue tirar al arco”, manifestó sobre la exquisita definición que selló el 2-0.
339 días pasaron para que el goleador volviera a reencontrarse con el grito sagrado. Una espera larga y dura. Y su primer gol en Copa Libertadores con la camiseta azul y oro. Más allá del desahogo que significó para el volver a convertir, Benedetto sabe que la alegría del triunfo no debe tapar que aún quedan 90 minutos duros en Brasil: “Debemos enfocarnos en Palmeiras, sería un error pensar en elegir ahora un rival en la final, queremos estar en la final y no importa contra quien. Jugamos muy buenos 90′, hay que mantener esta diferencia para pasar a la final”.
Como a lo largo del año, y más con la sensación que una final está muy cerca, la Libertadores es el gran objetivo. Pero el sábado a las 17.45 hs Boca visita a Gimnasia (LP) por la 10° fecha de la Superliga y sabe que no puede dejar más puntos en el camino si quiere soñar con el primer tricampeonato de la historia. Algo está claro: los que jugaron anoche ninguno será de la partida, exceptuando a Agustín Rossi. El resto, algunos claro está, irán al banco de suplentes y otros directamente no concentraran.
El once ante el conjunto de Pedro Troglio podría ser con Rossi, Peruzzi, Goltz, Balerdi, Mas; Gago, Almendra; Cardona; Villa o Espinoza, Tevez y Benedetto.
Luego del sábado, el club de la Ribera se va a meter de lleno en la revancha con Palmeiras. Y pensar en cuestiones a resolver para lograr la clasificación. Abila o Benedetto?. Zarate o Villa?. Sacar a uno de los arriba para poner otro volante?. 4-4-2 o un 4-3-3. El plantel viajara el martes a las 14 con rumbo a San Pablo con la tranquilidad que brinda el resultado obtenido y con la certeza de que una nueva final, 11° de su historia, está muy cerca.
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