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La Santa Fe de Olimpo que llegó hasta Mar del Plata

El Aurinegro comenzó la temporada complicado y la acabó a lo grande. Pese a sufrir en demasía, logro torcer el rumbo a tiempo. Triunfos importantes en las últimas fechas, un equipo en armonía y un DT muy creyente, las claves para quedarse en Primera.

Con dos empates y una derrota en el debut (vs Unión, Lanús y Belgrano), Olimpo comenzó el torneo de 30 de manera preocupante. Si Cristian Díaz era cuestionado desde su llegada, cuando todavía no había dirigido ni un amistoso, para la 3era fecha ya era mirado con desprecio. Desordenado, sin ideas y con poco juego asociado, el equipo no encontraba un solo punto a favor. La pretemporada tampoco había sido favorable y el ojo estaba puesto hasta en la dirigencia.

No obstante, la luz pareció salir cuando, por la cuarta jornada, venció a Godoy Cruz categóricamente por 3-0 en el Carminatti y en el que sería uno de los mejores partidos del campeonato. Rodríguez, Pizzini y Coniglio (hoy un recordado nombre pese a que en ese momento aún no demostraba mucho) rompieron el maleficio y abrieron las redes. Pero el “veranito de San Juan” duró muy poco y tras dos derrotas (contra Quilmes y Tigre, ésta última de local), el equipo volvió a ser un manojo de nervios y desesperación. Aunque se adjudicó un nuevo triunfo frente a Atlético Tucumán (2-1 y sin sobrarle demasiado), sumó 4 empates que lo dejaron mal parado.

Llegó diciembre y Olimpo no estaba para fiestas. Para colmo de males, uno de los candidatos, San Lorenzo, lo venció por 2-1. Por primera vez en el torneo, la gente explotó y hasta colgó una bandera en contra del DT. Las horas estaban contadas. Con Cristian Díaz lejos, Juan Barbas logró un histórico triunfo de visitante ante Racing por 2-0. Por primera vez en la temporada, Olimpo vencía fuera de casa. Con River enfrente, en una seguidilla aterradora con rivales de primer nivel, en Bahía volvió a sucumbir.

Era el momento de buscar un nuevo entrenador. Aprovechando el receso, Dagna se movió rápido y convocó a Mario Sciacqua. De perfil bajo y con una salida llena de emoción de Gimnasia de Jujuy luego de algunos resultados desafortunados, debió convencer a los hinchas que buscaban una figura más importante.

El 13 de marzo volvió a rodar la pelota y justamente frente a Colón, su ex club, Sciacqua logró un empate valioso en tierra foránea. Con viento a favor, venció a Banfield gracias a un cabezazo formidable de Cabral que para ese entonces se había afianzado en la zaga central habiendo reemplazado a Víctor López. Pero aun así, al equipo le faltaba más.

Un cambio necesario. Salió Díaz e ingresó Sciacqua.

En el ir y venir constante, cayó frente a Talleres, igualó con San Martín de San Juan y Defensa y Justicia y volvió a trastabillar con Vélez. No obstante, fue contra el Fortín donde Sciacqua consolidó la mitad del campo. Corrió de banda a Pizzini, centró a Tellechea en dupla con Villarruel y sumó a Caballuci por izquierda. Lo que en un primer momento era para cubrir las bajas por la infinidad de lesiones que se presentaron, terminó siendo determinante hacia el epílogo. Con mayor manejo de balón y desbordes constantes por las bandas, llegó a una buena victoria frente a Patronato en Paraná por 4-3. Sin embargo, el regreso a casa, sembraría otra vez las dudas.

Con Atlético Rafaela los puntos débiles volvieron a florecer y resucitaron a un rival directo. La delantera, aún estaba en falta. Y fue Fernando Coniglio, quien hoy es buscado por diversos clubes, el que sacó pecho. Fue clave contra Aldosivi y Estudiantes en dos triunfos que permitieron ilusionarse. Olimpo ya sabía que el final sería complejo en cuanto al promedio y necesitaba los tres puntos como agua en el desierto. Pese a las derrotas contra Newell’s (que por ese entonces todavía peleaba el torneo) y frente a Arsenal en un partido que tuvo que ser suspendido por lluvia y reanudado días más tarde, el Aurinegro preparó su mejor final.

En los últimos metros de la competencia, complicó a Huracán al vencerlo por 3-1, igualó en Avellaneda contra el complicado Independiente, y repartió puntos con el Boca consagrado. La última función fue de novela y en Mar del Plata pudo ser Feliz.

A lo largo del torneo, el equipo pasó por buenas y malas, alternó grandes partidos y otros olvidables, ilusionó y defraudó, pero logró salir a flote. Olimpo consiguió 38 puntos, 22 de los cuales fueron de local. Convirtió 37 veces y fue a buscar 32 pelotas al fondo de la red.  Tuvo un máximo anotador con 10 goles y fue el que hoy parece tener destino italiano: Fernando Coniglio. Un escalón por debajo, seguramente estará Caballuci (clave en el armado del equipo) y completarán tanto Villarruel como Tellechea. Pero Olimpo se queda en Primera porque sacó 17 unidades en los últimos 10 partidos y fue favorecido por algunos resultados. Cambió de técnico y éste le imprimió la idea a los jugadores, armó un buen grupo humano y explotó al máximo las habilidades de sus dirigidos. Un camino de trabajo y fe. La Santa Fe. Esa que lo vio caer en la primera fecha pero que le “dio” al DT salvador. Esa fe que Sciacqua siempre profesó y que tuvo su punto máximo en Mar del Plata.

Fotos: La Nueva

Emiliano Roza

Soy de Bahía Blanca y tengo 23 años. Me recibí de Periodista Deportivo en el Instituto Regional del Sur en 2014 y estoy en camino a ser Licenciado en Periodismo y Nuevos Medios en la Universidad Blas Pascal. Soy Productor de Radio Mitre Bahía Blanca y hago estadísticas en el streaming oficial de Bahía Basket, por Liga Nacional. Trabajé en medios gráficos en mis inicios, cubriendo la actualidad del fútbol y básquet bahiense. Alejarme de la escritura fue lo más difícil. Por eso, comienzo este nuevo camino en El Rincón del Fútbol.

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