La psicología del juego

Jorge Luna, psicólogo del plantel de Sacachispas, nos cuenta como es su labor al frente del equipo. “Mi trabajo específico es con los jugadores, primero la observación del grupo, su respectiva presentación, con quien vive, que hace afuera del equipo. Ahí cada jugador comienza a conocer como es la vida del compañero. En la entrevista grupal se plantean los objetivos de todos, que pretendemos, que queremos lograr, y desde allí empezamos a trabajar. Luego, viene la etapa de las entrevistas individuales. Hace un año y medio que trabajo con el plantel”.

Jorge tiene otra actividad fuera del club, que es “brindar primeros auxilios emocionales en urgencias, emergencias y catástrofes, en la primera línea ante un desastre para prevenir el stress post-traumático tanto en víctimas como personal de seguridad, bomberos, médicos etc. Esta experiencia la adapté un poco para el fútbol, básicamente que los que nos apasiona no nos enferme, que podamos disfrutar lo que nos gusta hacer… El fútbol. Desdramatizar este juego bajo el eslogan: el fútbol es un juego y lo tenemos que vivir así. No se trata de vida o muerte”.

  A partir de este punto, Jorge nos cuenta que aprendieron a diferenciar que es verdaderamente un problema, por ejemplo la enfermedad terminal de un niño, “es un verdadero problema, el fútbol no. Para ello visitamos hospitales, escuelas especiales, donde hemos visto distintos casos y los jugadores han comprendido que es lo preocupante y problemático en esta vida. Podemos ganar, empatar o perder, es un juego y no se nos puede ir la vida en él”.

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Con respecto a las formaciones que realizó Sacachispas a lo largo de este último campeonato, el haka que cantaron y festejaron en la última fecha Jorge nos comenta que “ha sido un proceso de trabajo muy largo, todas las ideas de los jugadores estuvieron consensuadas previamente. Nadie hizo algo bajo presión o sin estar de acuerdo. Cada vez se fue apostando a más, funcionando muy bien la parte creativa. Aquí es donde hemos trabajado el ridículo, si puedo reírme de mi mismo, lo que me digan los demás no me va a afectar,  porque yo sé bien quién soy. Eduardo Do Santos tiene mucho que ver en esta parte, proponía las ideas que al principio causaron rechazo y vergüenza hasta que se animaron a hacerlas. Comenzaron con las pirámides humanas, que tienen un sentido de jerarquía espiritual de equipo y equilibrio, cosa que querían compartir entre ellos mismos y con los demás. Recordemos que hicieron formaciones muy especiales para navidad, pascuas, 25 de mayo, etc.

En este punto el código futbolero es muy descalificador, seguro no faltará quien piense: lo hacen ahora que ganan y están por ascender, porque no se animan cuando van perdiendo y la pelotita no entra… Y el trabajo de Jorge Luna con el equipo de Sacachispas es una muestra de todo lo contrario. “Todas las formaciones y el haka fueron parodias, donde la característica principal es la interpretación humorística mediante la emulación y la ironía. Cosa que no implica la burla de alguien o algo. Luego empezaba el partido, se olvidaban de esto y se transformaban en profesionales del juego, donde nos podemos divertir. Mensaje que llegó mucho a las categorías infantiles y a las escuelitas de fútbol. Lo vivimos cuando jugamos por Copa Argentina, donde los profes de las escuelitas de fútbol nos pedían saludos y mensajes de los jugadores disfrazados ya que los alentaba y motivaba a jugar a los más pequeños o querían venir a jugar a Saca, porque ahí vivían los superhéroes”.

 Es decir, las formaciones, el haka, las parodias y los ridículos fueron hechos para mejorar la estima de los jugadores, el sentido de equipo y estimular la dimensión creativa, parte esencial en todo juego. “Nunca fue una burla para el equipo contrario” aclaró Jorge. Ante Argentinos de Quilmes salieron disfrazados con máscaras de conejos de Pascuas y “algunos de afuera, no los jugadores, se preguntaban qué pasa si perdemos, se van a burlar de nosotros, y al contrario de  todo los supuestos, los resultados positivos fueron dándose. Un equipo ganador debe tener alta cohesión, identidad de grupo, creciente motivación y un espíritu de solidaridad. Todas estas partes las hemos trabajado con Sacachipas”, y vaya si lo han logrado.