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¿La clave? Ser tu propio animador

Es perfectamente sabido y muy poco comentado que todos los jugadores sienten la ansiedad de cada entrenamiento y partido, y es muy diferente cómo cada uno de ellos interpreta lo que le está pasando. Los jugadores mentalmente fuertes ven las amenazas como un reto, y aquellos mentalmente débiles la perciben como un problema y a ellos mismos como victimas de esas circunstancias.

Las percepciones de los jugadores se transforman en autoinstrucciones -lo que se dicen en privado a sí mismos de cómo se sienten- determinan su estado emocional.
Estas autoinstrucciones privadas pueden ser muy peligrosas si, por ejemplo, un jugador es reemplazado. Éste puede decirse a sí mismo: “Soy un fracaso” y puede sentirse ansioso o deprimido mientras que otro, en la misma circunstancia, al salir del campo de juego puede pensar: “Hice hoy mi trabajo” y, por lo tanto, se siente positivo y satisfecho.
Debido a estos hechos, una de las claves de la fortaleza mental de los jugadores en las situaciones desafiantes es la capacidad de hablar consigo mismo de forma positiva y ser su propio animador.
Para todo jugador, las autoinstrucciones positivas sufren la mayor amenaza cuando un entrenador exige la perfección y no tolera los errores, por lo tanto, cuando no hay nadie que le esté gritando, las autoinstrucciones de los jugadores y su autoconfianza permanecerán positivas e intactas.
Todo jugador necesita que se le recuerde que la actitud es una elección, por eso ya no se le debe preguntar cómo está, como si su estado de ánimo dependiera del entorno o las circunstancias, sino que la pregunta correcta sería “¿cómo decidiste estar hoy?”; porque estar bien o mal es su propia decisión.
Las autoinstrucciones positivas conducen al optimismo, a estados de ánimo positivos y sobre todo a altos niveles de energía física y mental.

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