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La astrología y el origen del fútbol

El mundo occidental ha puesto de moda en las últimas décadas algunas costumbres orientales. Por ejemplo, mucha gente se ha vuelto fanática del horóscopo chino y organiza su vida en base a lo que les depara esta astrología milenaria. Este tan logrado estudio logra de manera contundente que una persona pueda afirmar muy abiertamente: “soy gato de tierra” y uno se la queda mirando un tanto extrañado…

Un buen día me puse a investigar acerca de este fenómeno y de dónde podrían surgir semejantes afirmaciones como la ejemplificada anteriormente y descubrí cosas más que increíbles. Existe una leyenda que afirma que el Emperador de Jade una vez organizó una carrera de animales para decidir quiénes entrarían en el zodíaco, resultando la rata el animal más veloz y el cerdo el más lento. Usted se preguntará ¿cómo es posible que tan insignificante animal pudo haber llegado a la meta antes que el caballo o el perro? Bueno, los chinos le encontraron la vuelta explicando que cada animal tuvo que sortear algunos obstáculos (como nadar a través de un río) y hubo también ciertas distracciones por parte de los competidores. No obstante, es mi obligación como buen investigador revelarle la verdad: esta leyenda es un plagio. Una vez más, señor lector, el fútbol tiene la data justa. El fútbol, aunque usted no lo crea, fue el inspirador de todo este mundo de animales y elementos. El Yin Yang seguramente sea una definición derivada del fair play o del offside, no lo sé con certeza, lo que sí sé, y a las pruebas me remito, es el origen de toda esta mentira denominada astrología china. Y a continuación les acerco el verdadero relato:

Cuenta la leyenda (la verdadera) que un día estaban reunidos en un hermoso campo verde de unos 100 metros de largo por 65 de ancho dos ratones, Ayala y Zárate eran sus nombres. Ambos habían recibido el recado de un ser superior: debían reunir allí mismo a 22 animales para realizar un ritual nuevo, innovador, pasional. Debían ser muy cuidadosos con las invitaciones y seleccionar a los más capaces. Así comenzaron a armar la lista de buena fe, como les  había sugerido que la llamaran Encina, un sapito que andaba por allí. El primero en ser convocado fue el mono Burgos que trajo a su amigo la anguila Gutiérrez, ellos dijeron ser los indicados para observar el ritual desde ambos extremos del campo. Luego llegaron dos tiburones: uno se llamaba Rivarola, el otro Serrizuela. Eran dos especies toscas, fuertes, nada que ver con el piojo López, el burrito Ortega y el chanchi Estévez que fueron los siguientes en llegar y que se los veía por demás alegres. Algunos de los invitados se mostraron molestos con esa actitud del trío, como es el caso del conejo Saviola, ofuscado porque no lo dejaban en paz con sus bromas, y andaba por ahí solo, hasta que el bichi Fuertes apareció y le hizo compañía. Un rato después pudieron ver una cabellera rubia que pasaba raudamente por delante de todos ellos, apenas alcanzaban a escuchar “soy el pájaro Caniggia” y la voz se perdía nuevamente. Uno de los animales que llegó un rato después les llamó un poco la atención por ser tan carasucia, era la oveja Telch, que haciendo alarde de su destacada visión se ubicó en el medio del campo y de allí no pudieron sacarlo.

Los animales empezaron a socializar, todavía no entendían el por qué de la convocatoria hasta que aparecieron los príncipes Milito y Francescoli y trajeron consigo una esfera blanca que echaron a rodar por el campo. ¡Si ustedes vieran cómo se deslizaba! Todos coincidieron en que el jardinero Cruz había hecho un excelente trabajo cortando bien cortito el césped. Siguieron llegando animales: el lobo Cordone, el lagarto Fleitas y el galgo Gutiérrez. Luego aparecieron dos que nadie lograba identificar a cuál especie pertenecían, eran el cabezón Ruggeri y el tata Brown. Por un instante, los ratones dudaron si debían dejar que participasen o no, pero el tero Di Carlo, que era buen consejero, los convenció intuyendo que en el futuro esos dos se llevarían muy bien y formarían una buena dupla. Cuando todos estaban muy entretenidos llegaron los más chiquitos: la pulga Messi y el aún más pequeño pulguita Rodríguez ¡tamaña sorpresa se llevó el resto del grupo cuando vieron la habilidad de ambos en el manejo de la esfera!

Y así fue pasando el tiempo, los ratones comenzaron a impacientarse al ver que aún les faltaban cuatro animales. Cuando apareció el gato Sessa esa impaciencia se convirtió en temor, es sabido que cuando los gatos no están los ratones bailan y por un momento imaginaron lo peor… El torito Cavenaghi llegó repentinamente y estuvieron a punto de echarlo por la fuerza de sus embates pero el camello Guerra -recién llegadito- entró en escena y trató de calmar las aguas, esas mismas que había abandonado el pejerrey Belloso para sumarse al encuentro. Fue el último en llegar.

Ya estaban los 22 en el campo y los ratones pidieron orden pero no había caso, imagínense ¿cómo podían pedir orden con semejante rejunte de animales? En medio del jolgorio y como pudieron, los príncipes anunciaron la llegada del ser superior que los había reunido. “Pase maestro, lo estábamos esperando” y allí apareció, lo llamaban el Diego. Era el D10S del fútbol, el dueño de la esfera, el que les iba a marcar con fuego, aire, tierra, agua y madera el camino a seguir. Es así que la esfera echó a rodar y todos los animales fueron testigos de las increíbles habilidades de aquel dios maravilloso. Allí los convocó, allí les enseño y allí nació el fútbol.

Pues bien señor lector, sepa que utilicé largas horas de mi tiempo investigando rigurosamente todo lo relacionado con este hecho que le acabo de relatar. Queda en usted creerme o no. Queda en usted pensar que esto pudo haber sido cierto y que seguramente muchos animales del fútbol han escapado a esta crónica. Tal vez ya se le haya cruzado por la mente alguno, puede comentármelo si así lo desea, se la tiro para que la pare y la haga rodar, se la tiro como más me gusta… de cuchara.

Ilustración: Martín Tobaldo Pastore (www.facebook.com/martin.tobaldopastore)

Diego González

Diego Gonzalez nació un 11 de agosto del año 1975 en el Hospital Evita de Lanús, exactamente el mismo lugar donde también nació un cara sucia de Fiorito que años más tarde regaría de alegría el suelo argento. Estudió historia, de ahí su pasión por esa rama de las Ciencias Sociales, además de trabajar en una escuela pasa varias horas de la semana metido en el Archivo Histórico de Barracas donde aprendió a desempolvar documentos, libros y fotos. Hace un tiempo estuvo recluido en un retiro espiritual rogándole (quien sabe a quién) que sus neuronas no lo abandonen y se alineen correctamente para poder hacer uso de su pluma en pos de informar y entretener, siempre desde sus tres pasiones: la historia, el fútbol de ascenso y, desde hace algunos años, el fútbol femenino.

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6 Comentarios

  1. Hernán Acquesta dice:

    que grande el profe!!!!!!!! si que te creo que sucedió y mas aun que dedicaste largo tiempo en esta columna,como nos tenes acostumbrados siempre un paso adelante,que crack por Dios!!!!!! un gusto leerte amigo!!!!

    1. Diego González dice:

      Gracias Herno! no existen dudas que sucedió asi jajaja

  2. Diego dice:

    Acá no hay gato encerrado!!! Usted es el mago de la historia. Beyeza nene!!

    1. Diego González dice:

      Mago? tal vez un tanto ilusionista, nada mas jaja Gracias Diego!!

  3. Darío Altobelli dice:

    El BUFALO Funes lo mira desde el cielo; 2 PATOS piden ir al arco (Fillol y Abbondancieri) Tarantini dice que el primer CONEJO fue el.
    Llegan volando el CONDOR Rueda y el PAJARO CANIGGIA; Ahi viene una pareja, La GATA Fernandez y el GATO LEEB; 2 MONOS también quieren ser arqueros Navarro Montoya y Burgos. No se asusten si se les aparece una ARAÑA Amuchastegui. La ARDILLA Montillo conoció a la AVISPA Velazques en el jardín de infantes del club

    1. Diego González dice:

      ufff cuántos quedaron afuera! En la maraña de “animales” lo tenía al conejo, no sé que pasó que se quedó arafue de la reunion jaja Gracias Daro por la info 😉

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