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Gabriela Ponce: “El fútbol, para mí, es un estilo de vida”

Salir a la vida a perseguir sueños y poner todo de sí implica, la mayoría de las veces, sacrificarse y pelearla para alcanzar esas metas. Gabriela Ponce sabe bastante de esto, la defensora de Atlanta se atreve y va para adelante. En esta nota para El Rincón del Fútbol nos acercamos a su vida y la conocemos un poquito más.

Plaza Huincul nació como ciudad petrolera. Allá, por los años 60, Neuquén sumaba a su mapa un nuevo municipio. Varios años más tarde, un 12 de septiembre de 1990, nacía Gabriela Ponce quien empezó a darle a la redonda desde muy temprana edad: “Comenzó todo jugando en el barrio, en la calle, bien potrero, con vecinos. Eran tardes enteras jugando a la pelota. A veces miro para atrás y la verdad que fue re linda esa infancia” y agrega:“Hacíamos dos arcos con piedras y esa era nuestra cancha. A veces, también, jugaba con los grandes. De chica viene esta pasión por jugar al fútbol”.

La vida de muchas jugadoras está atravesada por conflictos familiares, el “no seas machona” porque ese juego “es de varones” está, lamentablemente, muy arraigado en nuestra sociedad. Afortunadamente, Gabriela no sufrió esa serie de conflictos y su familia siempre apoyó sus metas: “Papá me caía con futbol, esos eran sus regalos. Me acuerdo que había salido la Adidas Tango y me la compró. Mi viejo siempre lo vio como natural. Hoy yo sé que tanto mi familia: mi papá, mi mamá, mi hermana, como los que me rodean, sienten un lindo orgullo hacia mí porque, en el caso de mi viejo, siente que hago lo que él no pudo hacer”.

Sueños invaden mi descanso

Cuando cumplió los 22 años decidió viajar a La Plata para estudiar medicina. La responsabilidad de aprobar el ingreso a la Facultad la iba a llevar a reencontrarse con la pelota ¿Por qué? Lo explica ella: “En ese entonces estaba haciendo el ingreso y la verdad es que sufrí mucho estrés. No tenía vida prácticamente, me dedicaba a estudiar y me estaba empezando a enfermar. Entonces fui al médico y me dijo que empiece a hacer algo. Por donde pasaba caminando, para ir a la facu, había un club de barrio y veía que iban chicas a jugar y un dia entré, pregunté y a la semana siguiente comencé a ir a entrenar”.

Ella y la encargada de movilizar su vida: la pelota. Foto: Instagram de Gabriela

A Gaby le faltaba algo, y ese algo lo encontró volviendo a patear una pelota de fútbol. La nueva vida en La Plata se hizo más amena y comenzó a competir en la Liga Amateur Platense, en canchas de fútbol 7: “Mi carrera deportiva comenzó en For Ever, fue el primer club en La Plata. Luego, el tiempo te va llevando a conocer gente y me hice amiga de dos chicas que fueron las impulsoras de que comience a jugar fútbol once, porque un dia surgió la posibilidad de irnos a probar a Independiente”.

Corría el año 2016 e Independiente no la estaba pasando bien en el torneo de AFA, de hecho, estaba peleando por no descender: “Fuimos a probarnos más o menos a mediados de octubre, yo nunca había jugado 11 en mi vida y me acuerdo que ese día hice un gol, no sé cómo (risas). Cuando terminó el entrenamiento, el DT me dijo que continúe yendo que quería seguir viéndome y a las otras chicas les dijo que vuelvan en otra oportunidad. La verdad es que no volví, yo fui con ellas dos y la onda era que quedáramos todas”.

A principios del año 2017, Gaby se enteró que Defensa y Justicia comenzaba su actividad en el fútbol femenino y el trio se puso en marcha nuevamente, esta vez hacia Florencio Varela: “Fuimos a hacer la prueba y quedamos, ahí es como comenzó todo esto de jugar en cancha de once. Yo jugaba de extremo por izquierda y “Zapatilla” Sánchez, que era el Delegado, me ve y me dice: ‘vos tenés que jugar de tres’. En mi vida había jugado defendiendo, no me gustaba, fue como todo nuevo para mí”.

HALCONA. Con la amarillo y verde de Defensa y Justicia, etapa de aprendizaje. Foto: Instagram de Gabriela

Una nueva posición en la cancha y otra responsabilidad para la neuquina, que no se achicó: “Jugar once requería un estado físico mayor que yo no tenía. Fue un año de transformación, con una pretemporada durísima, había que ganar estado físico. Lo viví como una transformación porque constantemente era correr, tener un poco más de disciplina y hasta nutricionista. Bajé casi 20 kilos ese año, hasta que una se va poniendo a punto, se va conociendo. Fue bastante duro, lo viví así, porque aparte de jugar en una posición en la que jamás había jugado, tenía que conocer los espacios de la cancha. Fue un año de aprendizaje”.

Sueño y juego en mi mundo nuevo

Luego de una temporada en el Halcón de Varela, el destino de Gabriela la llevó a La Paternal. Durante el año 2018 y parte del 2019, la vida de Gaby estuvo ligada a Las Bichas de Argentinos Juniors: “Creo que en Argentinos di un salto de calidad, porque yo sentía que era todo más profesional. El Cuerpo Técnico te inspiraba a ir siempre por más, a superarte, a tener disciplina. Era eso lo que yo realmente quería”.

Con Leandro Amendolara al frente del equipo, Las Bichas no pudieron clasificar a la pelea por el ascenso (a la Primera División) y tuvieron que conformarse con pelear la Permanencia donde se vio lo mejor del equipo, que terminó en la 2° posición detrás de Ferro y con una campaña que arrojó 14 triunfos, 7 empates y una sola derrota: “Tuve un año bastante bueno, de hecho terminé el torneo, que fue larguísimo. Después hubo cambio de Cuerpo Técnico y seguí un tiempo en Argentinos. Siempre fui titular, siempre tuvieron una muy buena predisposición para conmigo hasta que una cumple ciclos. Y ahí es donde decido irme”.

BICHA. Cabeza en alto y pelota dominada, su paso por Argentinos Juniors. Foto: @FutbolFemAAAJ

Se quedó sin club y con la idea de tomarse un descanso. Pero el descanso le duró poco porque cuando se enteró de que Amendolara estaba comenzando a rearmar el equipo de Atlanta (que había descendido a la Primera B), lo llamó y Villa Crespo se convirtió en su nuevo destino. Actualmente luce la camiseta número 3, esa que tanta preocupación le había generado 4 años atrás: “Estoy contenta, es un equipo totalmente nuevo. Esto ya lo viví en los tres clubes por los que pasé y sé que lleva su tiempo, su adaptación. Siento que una tiene que estar donde se siente bien, por ese lado lo tengo todo en Atlanta. Conozco al Cuerpo Técnico y sé que son muy profesionales para trabajar”.

Lo conocí a Leandro cuando se realizó la presentación del plantel. Su carisma lo hace un DT que sabe lo que quiere y que le gusta el trabajo. Gabriela lo define mejor que yo: “Leandro es un tipo muy profesional, es algo que siempre vi en este Cuerpo Técnico. Un tipo que le gusta mucho la disciplina, que las cosas se hagan bien, que cada jugadora crezca en ese aspecto. Me gusta como este Cuerpo Técnico se acopla, porque son todos así y para mí es un gran motor, porque la base de un equipo se forma a partir del ejemplo del Técnico y yo veo que él con esa actitud contagia a ir por más, a que una puede estar un paso más arriba, ya sea con la disciplina, con la alimentación, con lo técnico. Siempre vi que supo armar un grupo, un equipo donde hay compañerismo, donde hay mucha humildad. Nunca creó eso de que una está más allá que la otra, somos todas iguales y la verdad es que eso me encantó siempre de él”.

BOHEMIA. En la fila del medio, posando para la foto e iniciando una nueva etapa. Foto: Romina Heredia

La palabra disciplina aparece en muchos momentos de nuestra charla, se entiende que eso es, para ella, algo que cualquier deportista debe tener para poder alcanzar sus objetivos. Se me ocurre preguntarle por un referente y me sorprende con el nombre de una crack: la Chule Ruth Bravo.

“Tuve el placer de jugar contra ella y conocerla (cuando la Chule jugaba en Argentino Juvenil de La Plata). Lo que me gusta de Ruth Bravo es la disciplina que tiene, creo que tiene todo para ser una jugadora de fútbol y estar donde estuvo y donde está hoy. Sin lugar a dudas. Una chica que salió de abajo, que llegó a Boca por mérito propio y porque tuvo la suerte, también, de cruzarse con gente que te da oportunidades. Para mi es una referente del fútbol. Un ejemplo a seguir. Creo que cuando una juega en AFA es otra cosa, no es una Liga más y se requiere de disciplina, de esfuerzo, de sacrificio, para ser día a día más profesional y en Ruth Bravo veo eso: profesionalismo”.

El fútbol nuestro

Y aquí me surge una pregunta inevitable, en esta nueva etapa de la disciplina en nuestro país le pregunto cómo ve la actualidad del fútbol femenino argentino:

“Creo que el paso que se dio en la semi profesionalización del fútbol es muy importante para el crecimiento de la disciplina. Pero también creo que estamos lejos de poder conseguir una paridad para que sea profesional el día de mañana. Se necesita más apoyo por parte de las dirigencias de los clubes, ya que muchos no le dan, realmente, la importancia que tiene la disciplina”.

“Hay muchos equipos de Primera que son contundentes, donde el club realmente les brinda apoyo económico. Pero otros que no, por ejemplo: El Porvenir o Villa San Carlos. Entonces creo que esto también genera una grieta, porque hay clubes que no están preparados. Obvio que todo lo conseguido hasta acá es una gran conquista que nos encamina a lo que en un futuro podríamos conseguir”.

¿Qué es lo que falta?

“Lamentablemente nos falta mucho comparado con otros países. Hay que seguir luchando por la desigualdad que sufrimos e ir derribando todo lo que nos impide avanzar. En estos tiempos, en donde la mujer se levanta ante el sistema por la lucha de sus derechos ¡es muy positivo para el fútbol! Estamos encaminados para que el futuro del fútbol femenino tenga el lugar que se merece”.

Hoy, yo voy a ser feliz

La vida de Gabriela está atravesada por otra pasión, como lo mencioné al principio, estudia medicina en la Universidad de La Plata. Y ustedes se preguntarán ¿Cómo hace para jugar al fútbol y estudiar? Dejemos que nuestra entrevistada lo cuente: “Es bastante complicado estudiar y jugar, más con el compromiso y el nivel en el que una hoy se encuentra jugando. Mi día comienza a las 6 de la mañana cuando me voy a cursar, y lo hago, generalmente, de 8 a 17. Los días que entreno, hago un poco de tiempo en la facultad y me quedo en la biblioteca estudiando. Cuando se hace la hora arranco para Capital a entrenar y llego a casa tipo 12 de la noche”.

Lo que me cuenta me genera admiración y pienso en las miles de mujeres que deben hacer lo mismo, porque es tan fuerte lo que sienten que, a veces, no hay obstáculos que las detengan: “Vivo para jugar al fútbol y para estudiar medicina, esa es mi vida. Obviamente tengo mucho desgaste físico pero estoy muy contenta. Este año que pasó pude organizarme muy bien con la facultad porque a veces llegaba de entrenar, me tenía que quedar estudiando y al otro dia arrancaba temprano nuevamente. Pero pude acomodarme muy bien, siento que la clave de que esto funcione es distribuyendo bien los tiempos. Obviamente terminás muy cansada, pero todo sacrificio tiene su recompensa, así que estoy muy contenta de que lo pueda seguir haciendo”.

La formación inicial, el comienzo de un partido, de un nuevo desafío. Foto: Instagram Futbol Femenino Atlanta

Los sueños… ¿qué sería de la vida de un ser humano sin sus sueños? Sin pensar en un futuro, en lo queremos ser, a lo que queremos aspirar. La vida de muchas personas son, de alguna manera, “anuladas” desde muy temprana edad y ver un horizonte, un camino por donde transitar, se hace muy complicado. Gabriela creció apoyada, le enseñaron a soñar y a proyectar, por eso hoy puede relajarse y contarme cómo piensa y le da forma a su futuro: “Tengo muchos objetivos, uno de ellos sería poder jugar en un equipo de la A antes de que me retire, y creo que paso a paso eso se va ir dando. Una siempre tiene que poner la vara más alta para alcanzar esas cosas que sueña. También, por otro lado, está mi carrera. Medicina es otra de las cosas por la cual estoy apasionada y enamorada. Es algo que, de verdad, lo hago con mucho amor y mucha pasión. Son mis dos caminos. Creo que a futuro podría pensar que me gustaría estar arraigada al fútbol pero quizás a través de mi carrera como médica y no desde otro punto. Me gustaría ser Cardióloga o Deportóloga”.

Para cerrar la entrevista, se me ocurren varios calificativos hacia esta defensora bohemia que tantas cosas me contó y muy amablemente compartió conmigo. Sin embargo, opto por pedirle que se defina a ella misma: “Gabriela Ponce es una chica perseverante, porque siempre fue detrás de lo que realmente soñó, de lo que la apasiona, en este caso mi carrera como médica y también en el fútbol. Temperamental, porque tengo un temperamento muy fuerte, creo que tengo mucha sangre y cuando algo, realmente, te apasiona es inevitable, por ahí, no sentir cosas. Y también creo que Gabriela Ponce es una chica que se sacrifica y esfuerza mucho por llegar a lo que aspira, a lo que sueña y que está donde quiere estar”.

Perseverancia, temperamento y sacrificio, tres palabras que definen a esta futbolista y futura medica argentina. Me sorprende, una vez más, coincidir con ella, porque la hubiese definido de la misma manera.

Atlanta fue uno de los pocos equipos de Primera B que realizó la presentación de su plantel. Allí se la ve sonriente a Gabriela junto a sus compañeras. Foto: Romina Heredia

En estos primeros días de enero disfruta de sus vacaciones en Neuquén, pero muy pronto deberá organizarse para comenzar un nuevo año. Lo que resta del torneo es mucho y Atlanta irá en busca de meterse en el grupo selecto que peleará el ascenso. Hay ganas, hay trabajo y una dedicación muy fuerte. También está la facultad y el ida y vuelta de La Plata a Villa Crespo. Un esfuerzo que se justifica gracias al poder de un objeto mágico: la pelota.

“La verdad es que, para mí, el fútbol no es un deporte, no es un hobby. El fútbol, para mí, es un estilo de vida. Todo lo que yo hago está centrado en el fútbol. El tener esa disciplina para poder jugarlo, de poder rendir al 100% cuando los técnicos precisan que haga algo. Yo como, duermo y vivo pensando en el fútbol”.

Esta mujer es Gabriela Ponce, futbolista desde la cuna.

Fotos principales: Fútbol Femenino Atlanta y personales de Gabriela Ponce

Diego González

Diego Gonzalez nació un 11 de agosto del año 1975 en el Hospital Evita de Lanús, exactamente el mismo lugar donde también nació un cara sucia de Fiorito que años más tarde regaría de alegría el suelo argento. Estudió historia, de ahí su pasión por esa rama de las Ciencias Sociales, además de trabajar en una escuela pasa varias horas de la semana metido en el Archivo Histórico de Barracas donde aprendió a desempolvar documentos, libros y fotos. Hace un tiempo estuvo recluido en un retiro espiritual rogándole (quien sabe a quién) que sus neuronas no lo abandonen y se alineen correctamente para poder hacer uso de su pluma en pos de informar y entretener, siempre desde sus tres pasiones: la historia, el fútbol de ascenso y, desde hace algunos años, el fútbol femenino.

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1 Comentario

  1. PONCE JUAN dice:

    GRANDE HIJA. BAMOS X MAS.

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