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Gabriela Caballero: “Me siento muy cómoda, sobre todo me gusta la propuesta de acompañar a un proceso”

Argentino de Merlo se prepara para debutar en los torneos oficiales de AFA. Hace unos días lograron la incorporación de una arquera con mucha experiencia en Primera A, estamos hablando de Gabriela Caballero y en esta entrevista para El Rincón del Fútbol vamos a conocer algunos aspectos de su carrera dentro y fuera de la cancha.

Santa Elena es una ciudad entrerriana ubicada al norte de la provincia y a orillas del Río Paraná. También es el hogar de los Caballero, familia de arqueros y arquera. Carlos Alberto Caballero jugó en Patronato y luego siguió ligado a la actividad jugando para equipos de veteranos. Su hijo, Wilfredo, llegó a la Selección Argentina y pudimos verlo defendiendo la celeste y blanca en Rusia 2018.

“Hay que derribar un mito, la pasión por el arco no empezó por mi hermano, sino que empezó por mi papá. Yo me crié, con 4 años, con un hermano que ya se había ido a Boca a iniciar su camino y con un papá que todavía jugaba y siempre estuve rodeada de esas anécdotas de que él también llegó a Primera en Patronato”.

Así comienza Gabriela Caballero el relato acerca de su vida y de su acercamiento (inevitable) al fútbol. Los recuerdos de su infancia no la encuentran jugando en una plaza o con muñecas, más solo lo que llega a su mente son los viajes que realizaba acompañando a su padre para verlo jugar. Se evidencia la emoción que surgen de sus palabras cuando habla de Don Carlos: “Para mí era toda una emoción verlo, ver ese tipo de arquero, con una total personalidad, hablando un montón y ordenando a su defensa”.

La familia arquera. Foto: Gentileza de Gabriela Caballero

Luego, los Caballero, comenzarían a seguir a Willy cuya carrera comenzó a crecer rápidamente, recordemos que se inició en Boca Juniors y que más tarde supo jugar en España y en Inglaterra donde, actualmente, defiende la camiseta del Chelsea. Cuenta Gabriela que, siendo ella tan niña, una manera de sentir cerca a su hermano era seguirlo a donde jugara. Una relación a distancia que jamás rompió los vínculos de sangre y de arco, podríamos decir: “Hoy hablamos como par, él me trata como par, y eso a mí me encanta”. Y así, la charla entre hermanos sobre fútbol, discurre sobre situaciones, movimientos, técnicas y el sentir que tiene cada uno bajo los tres palos.

“La verdad es que fueron lo mejor que me pasó y hoy es la manera que yo tengo de acercarme a ellos, hablar el mismo lenguaje, compartir un montón de cosas. Así me crie y así sigo hoy en dia al fútbol, como unión con mi papá, mi hermano y mi mamá que está siempre ahí, apoyando y rezando para que nos vaya bien”.

El momento de Gabriela

Con el apoyo de la familia, su relación con el fútbol como jugadora fue de lo más amena. Al tiempo que estudiaba la carrera de Psicología en la UADER (Universidad Autónoma de Entre Ríos), jugaba para el equipo de la universidad.

“Mi camino en el fútbol fue hermoso, placentero y acompañada de las personas que más me importan, que son mi papá, mi mamá y mi hermano. Se dio un proceso de identificación muy fuerte con las dos personas masculinas de mi familia y como Psicóloga te digo que no es casual que haya elegido jugar al futbol y atajar”.

En el año 2015 decidió probar suerte en Buenos Aires, ya que aquí, la disciplina estaba más avanzada que en Entre Ríos. Además, había una razón muy especial: “Venirme a Buenos Aires tuvo un sentido y un objetivo. Yo estaba estudiando Psicología por mis 20, 21 años, ya sabía que me gustaba la Psicología Deportiva y que me iba a dedicar a eso”.

Cuando la decisión de viajar estaba tomada, habló con sus padres y les reveló su sueño: “Quiero vivir el fútbol desde adentro” y Gabriela me lo explica: “Viviendo el fútbol desde adentro me iba a sentir en ventaja a la hora de sentarme con un jugador, porque esto puede generar una mejor empatía cuando ese jugador o jugadora sabe que vos entendés acerca de lo que está hablando, por lo que está pasando o lo que está sintiendo. Entonces lo pensé por ese lado, por el lado de la empatía, como que iba a servirme para mi práctica. Lo tomé como empezar desde adentro algo que, tal vez después, podría vivirlo desde afuera”.

Su primera experiencia la tuvo en Huracán, luego recaló en Platense (en ambos clubes jugó una temporada), hasta que le llegó el turno a UBA, donde defendió el arco universitario desde el 2017 hasta este año. Esta nueva era de profesionalismo que inicia el fútbol femenino en Argentina la encontró de pretemporada en Independiente. Sin embargo, como ocurre con el resto de los mortales, la vida se trata de decisiones y a Gabriela le llegó el momento de decidir, porque una nueva oportunidad apareció en su camino: “Tuve que decidir, por cuestiones laborales, no jugar más en la A. Se me dio una oportunidad que no la podía dejar pasar en base a lo que estudie”.

Gabriela con el buzo de UBA. Foto: @UBAFutbolFem

En la UADER se recibió de Psicóloga, estando en Buenos Aires realizó un curso de Psicología Deportiva y en su futura formación hay un Posgrado por realizar. Estos laureles y su experiencia dentro del campo de juego la llevaron al club Boca Juniors: “Todos los años que jugué al fútbol dieron su fruto y su resultado. Porque hoy tengo la oportunidad de ser la Psicóloga de un plantel de Primera División de fútbol femenino. Entonces me siento muy valorada por lo profesional y también porque es bien visto que haya jugado. Así que estoy en esta etapa profesional disfrutando, progresando, creciendo con esta oportunidad y con estas jugadoras”.

Su llegada a la Academia de Merlo

Hace un par de semanas, Gabriela se sumó a la pretemporada de Argentino de Merlo, club que hará sus primeras armas en el nuevo torneo oficial de la Primera C. Es un equipo en formación que trabaja duro desde hace unos 6 meses y que, más allá de querer aspirar a hacer un buen papel, busca que las jugadoras tengan un espacio de contención.

Gabriela nos cuenta cómo fue su llegada: “No me parecía ético ser la Psicóloga de un plantel de Primera (Boca) y a la vez jugar (en independiente). Y fue así como se abrió la propuesta de jugar en el fútbol de ascenso. Por eso acepté la propuesta de Argentino de Merlo, que me pareció fabulosa. Primero, para apuntar a otros objetivos, que para un deportista siempre es importante. Yo pienso darlo todo y ver si se puede ascender. Y por ahí, mi experiencia poder transmitirla a un equipo que se está formando. Así que estoy muy entusiasmada porque en lo profesional se me está dando algo que siempre quise y en lo deportivo sigo jugando, sigo pudiendo hablar ese mismo lenguaje con las jugadoras”.

La arquera y los tres palos, ahora en la Academia de Merlo. Foto: Facebook Fútbol Femenino de Argentino de Merlo

Con un par de amistosos jugados y quince días de entrenamiento en el club, Gabriela nos cuenta sus sensaciones:Me siento muy cómoda, sobre todo me gusta la propuesta de acompañar a un proceso. Ese es mi desafío luego de tantos años en la A, acompañar en la formación de mis compañeras, en que seamos un grupo unido y que poco a poco nos transformemos en equipo, que partido a partido encontremos una identidad de juego”.

Y esa comodidad evidencia que la arquera está donde quiere estar: “Me da la sensación de haber dado con el equipo indicado. Hay mucha calidez humana, eso acompañado de la humildad y voluntad es todo lo necesario para que este proyecto dé grandes resultados”.

Esta es Gabriela Caballero que, a sus 28 años, ejercerá un doble papel dentro del fútbol femenino argentino. Por un lado, defendiendo los colores de Argentino de Merlo en la Primera C, por el otro, trabajando como profesional en el plantel de fútbol femenino de Boca Juniors, en la Primera División. Como ella bien lo cuenta, está entusiasmada con esta doble tarea y cuando las cosas se encaran con entusiasmo, difícilmente salgan mal. De toda experiencia siempre quedará algo y Gabriela va en busca de ese algo.

Foto principal: Facebook Fútbol Femenino de Argentino de Merlo

Diego González

Diego Gonzalez nació un 11 de agosto del año 1975 en el Hospital Evita de Lanús, exactamente el mismo lugar donde también nació un cara sucia de Fiorito que años más tarde regaría de alegría el suelo argento. Estudió historia, de ahí su pasión por esa rama de las Ciencias Sociales, además de trabajar en una escuela pasa varias horas de la semana metido en el Archivo Histórico de Barracas donde aprendió a desempolvar documentos, libros y fotos. Hace un tiempo estuvo recluido en un retiro espiritual rogándole (quien sabe a quién) que sus neuronas no lo abandonen y se alineen correctamente para poder hacer uso de su pluma en pos de informar y entretener, siempre desde sus tres pasiones: la historia, el fútbol de ascenso y, desde hace algunos años, el fútbol femenino.

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