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Fue un merengue

Real Madrid se coronó campeón de la Supercopa de España al ganarle 2 a 0 a Barcelona en la revancha del Estadio Santiago Bernabéu. Asensio y Benzema marcaron los goles del Merengue.

Real Madrid campeón, otra vez. Ya se hizo una sana costumbre. Quedó atrás la “Ronaldodependencia” o las individualidades que solamente ganaban partidos pero no producían juego. Ahora es un conjunto que se sostiene en base de la colectividad, es decir, al juego asociado, pases a los espacios con desmarques, presión sincronizada al momento de atacar y repliegue de líneas ordenado con marca firme a la hora de defender. Todo eso conllevó a que, en esta serie final, sea demasiado superior a un Barcelona confundido, estático, distraído y sin funcionalidad. Como en 2009, pero al revés. Esta vez, la fiesta fue blanca. Literalmente, fue un festival.

El equipo de Zinedine Zidane fue un sinónimo de orquesta en el primer tiempo. Salvo algún “manotazo de ahogado” del equipo culé desde una pelota parada o alguna jugada individual de Lionel Messi, la supremacía fue merengue. La capitalización de errores defensivos de Barcelona le permitió al local conseguir los goles del partido, tanto en el primero en el amanecer del encuentro firmado por Marco Asensio, quien recibe el balón en soledad a pocos metros del área grande luego de un despeje fallido de Umtiti y saca un remate imposible para el arquero alemán Ters Stegen, el cual lo acompaña con la mirada. En la culminación de la primera parte, el conjunto madridista comenzó a hacer circular la pelota con calidad y claridad, no era una tenencia tenue sino que atacaban con criterio. Lucas Vásquez y Asencio pasaron una noche de lujo atacando a las espaldas de Mascherano y Umtiti. La sociedad en el eje de Kroos y Kovacic fue clave, se encargaban de hacerles llegar la pelota limpia mientras continuaban siendo efectivos en la marca de Messi y Rakitic. Barcelona corrió detrás del balón mientras el Madrid presionó, marcó y atacó de manera colectiva. De esta forma, llegó el segundo gol de Benzema, gracias a la asistencia de Marcelo y la tibieza en la última línea catalana.

En el complemento, en consecuencia de la obligación de convertir y la desesperación, los visitantes tomaron las riendas del partido. Bajo el mando de Messi y Suárez, tuvieron algunas ocasiones de gol pero Keylor Navas, el arquero blanco, mostró su mejor nivel y pudo controlarlas. Pasaba el tiempo, Real Madrid se replegaba y apostaba al contraataque, mientras Barcelona buscaba el gol de la forma que sea. Tenía la pelota aunque continuaba inhibido, apostaba al choque debido a la impotencia de no poder encontrar espacios para el juego asociado. Mérito al achique de líneas del Madrid. La impotencia del equipo se ve reflejada en el capitán, a quien la cámara lo encontró insultando a Sergio Ramos. Sobre el final, el 10 argentino tuvo un mano a mano que retuvo Navas y Suárez capturó el rebote de palomita que terminó en el palo. Frustración en estado puro.

El dueño del título ya estaba definido desde el final del primer tiempo pero los catalanes fueron en busca del empate por el orgullo, aunque no pudieron conseguirlo. El local esperó que se consumieran los minutos para alzar otra copa, la cuarta en 2017. Real Madrid es la sensación del momento, porque no sólo depende de grandes individualidades sino que tiene una idea y la consigue plasmar en la cancha con jerarquía y convencimiento de los protagonistas. Ya no sólo depende del modelo CR7.  Es una máquina de marcar, correr, pasar la pelota, crear espacios y ser eficaz en los últimos metros. Con esa fórmula, gana títulos. Real Madrid es una máquina de competir.

Escrito por Santiago Sandoval (@SantiJSandoval)

Fotos: Olé y Diario AS

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