Gimnasia y Esgrima LP

Facundo Oreja: Un laburante en primera persona

Nací en Mar del Plata el 14 de junio de 1982. El final de Malvinas. El cumpleaños del Che Guevara. Uno siempre se pone a pensar en esas cosas de la historia. Y ese mismo día nació un hermano mio, cuatro años después. Somos 10 hermanos, conmigo 11. Casi no hay diferencia de edad. Los más grandes somos ’81, ’82, ’83, muy seguidos. Se corta entre el cuarto y el quinto porque mamá perdió dos embarazos. Ahí hay una diferencia de tres o cuatro años. Una familia importante. Lo disfruté mucho de chico y también ahora de grande.

Uno de sus pocos goles (Foto Archivo)

¿Cómo vivíamos? Hoy yo teniendo dos chicos me pregunto lo mismo. Sobre todo en las condiciones en que vivíamos, porque si bien al principio mi papá estaba bien económicamente, después con 11 no hay economía que aguante. Mi papá era contador y mamá trabajaba hasta que tuvo que ser ama de casa, con todas las “bestias” ahí. Amontonados vivíamos seguro, pero fue una infancia muy feliz.

Siempre viví en La Perla. Nosotros teníamos una casa grande que se incendió. Estuvimos como diez días todos separados, dos por acá, dos en la casa de cada amigo, hasta que nos mudamos al chalet de mi abuela, a unas diez cuadras. Yo tenía seis años y tengo la imagen del incendio porque fuimos a un lugar de la casa donde estábamos jugando. Y en ese garage mi mamá tenía un auto y estaba todo lleno de grasa. Un hermano empezó a prender fuego diarios y tirarlos al aire. Cayó uno y prendió todo.

Siempre fui un pibe simple. Trato de seguir por la misma línea. Siempre con amigos. Mucha playa. Antes mucha más calle. Hermanos, amigos, salidas, fútbol. La vida de un pibe común y corriente que se divertía. A mí el fútbol siempre me gustó, el tema es que por el poder adquisitivo de mis padres no tenía posibilidad de ir a un club. Siempre arrancaba y cuando había que pagar la cuota tenía que dejar. Empecé jugando con mis amigos en torneos de barrio. Fui a varios clubes, hasta que a los 15 años quedé en Independiente de Mar del Plata por un amigo de mi hermana. Ahí, sabiendo las condiciones -que yo no podía pagar la cuota- me becaron y arranqué.

Jugaba en el medio y por aguerrido me fueron tirando para atrás, pero llegué a jugar allá en la primera local algún partido hasta de delantero. De Independiente de Mar del Plata me fui a Independiente de Avellaneda. Estuve dos años. Jugué con Hernán Losada, Jeremías Caggiano y en reserva algún partido con Juan Eluchans y Matías Vuoso. Iba a ir de pretemporada cuando Néstor Clausen era el DT, pero no se pudo y en reserva quedé libre. Tenía que volver a Independiente de Mar del Plata, a la primera local. Pensé en jugar 6 meses y ver qué pasaba, porque estaban Aldosivi, Alvarado y Banfield para jugar Argentino A y B. Y bueno, jugué 6 meses en Independiente de Mar del Plata, hasta que me llamaron para probarme en Aldosivi y quedé. Tenía 19 años.

Oreja en Aldosivi (Archivo).

Si de pibe me hubiera tocado jugar en La Bombonera, a los 19 o 20 años tal vez me hubiesen temblado las piernas. Hoy de grande lo vivo como una sensación hermosa. El Argentino A de antes no es el de ahora; está mucho más profesionalizado, por suerte. Y sí, eran canchas bravas: Cipolletti, Villa Mitre. Lo que tiene el fútbol de ascenso o de “abajo” es que lo que no ganás en prestigio o en lo económico lo ganás en relaciones humanas porque cada 15 días viajábamos. Hemos ido a Comodoro Rivadavia, a Río Negro… Siempre en micro. El lugar más cercano era Bahía Blanca, a 6 horas; los otros, de 10 horas para arriba. Todas experiencias lindas que te da el fútbol.

Su peor momento, en Tucumán (Archivo)

Le doy importancia a las relaciones humanas. Con la familia, obviamente, soy muy pegado. Dentro del fútbol tengo gente que quiero mucho y sé que me quieren. Después, ser amigo o no pasa a ser un tema de cada uno. Yo considero que tengo amigos porque me gusta saber de mis compañeros, ayudar en lo que pueda y así se van formando los vínculos. En el fútbol pasa que conocés a alguien, parece que lo conocés hace 10 años, estás solamente una temporada y te tenés que separar. Vas perdiendo contacto… este verano vino un amigo de San Martín de Tucumán a casa con el que no me hablaba por teléfono hacía dos años y nos dimos un abrazo como si nos viéramos todos los días. Para algunos será amistad, para otros no; lo que sé es que quiero gente y hay gente que me quiere.

En Primera se ve más el divismo que en el ascenso. Seguramente, cada uno busca un perfil y se maneja como le gusta. A mí esas cosas no me gustan ni las comprendo. Los egos, la soberbia, que el futbolista se ponga en un lugar que no corresponde por jugar bien al fútbol o ganar buena plata, son cosas que no comparto. En definitiva, somos personas y jugar bien al fútbol no te hace superior a nadie. Esas cosas no las entiendo.

Con la camiseta de Ferro, más cerca del “centro del universo” (Archivo).

Cuando jugás en Capital Federal te hacés muchísimo más conocido que en el interior, y eso es lo que sucedió conmigo en Ferro. Mi peor momento en el fútbol fue en San Martín de Tucumán, donde me rompí los cruzados y me tocó irme al descenso. El club arrastraba muchos problemas económicos y… ahí para rescindir la pasé heavy. Pero no lo tomaba drámaticamente. Lo viví como una experiencia, como una enseñanza, porque tampoco es la muerte de nadie. No anduve llorando. Le metí para adelante, dejé atrás el pasado y pensé en lo que venía, que era Ferro.
Gimnasia fue el giro que tanto buscaba en mi carrera desde chico. Siempre en la adversidad, yo tenía claro lo que quería. Era lo que me motivaba para seguir adelante. Gimnasia fue fundamental. El llamado de Pedro Troglio me dio la posibilidad de llegar a un grande de verdad, en ese momento en la B Nacional pero con aspiraciones reales de ascender. Estoy más que agradecido porque mi carrera tuvo un giro.

Su llegada al Lobo (Foto Prensa Gimnasia)

Me da verguenza el “Oreja, Oreja” de la gente. Nunca sé bien qué decir. Nació en el primer partido en la B Nacional contra Boca Unidos en el Bosque, cuando estábamos 1-0 y saqué una pelota en la línea. Increíble. Era el segundo año de Gimnasia en el Nacional B, yo un jugador poco reconocido, nada de “apellido”, un laburante. Los ojos estaban todos puestos encima, viste cómo es, al primer traspié iban a decir “no está para Gimnasia”. Es la realidad. Y en el primer partido que coreen tu nombre la verdad es una locura y a nadie le entra en la cabeza.

Con sus hijos, cuando cumplió 100 partidos en Gimnasia (Foto Archivo).

¿Qué espero del fútbol? Ir por más. Tratar de disfrutar. Quiero seguir consiguiendo cosas, aunque en comparación con algunos jugadores no tenga la misma jerarquía. Me siento muy orgulloso de lo que he conseguido y de lo que voy a tratar de lograr. Afuera del fútbol seguir consolidando mi familia, con mi señora y mis dos hijos (Benjamín y Pilar). Y tratar de ser buen papá, buen hermano, buen amigo, buena gente. Ayudar a los demás en lo que pueda. Son las cosas simples y básicas que quiero para mi vida. No lujos, porque la vida pasa por otro lado.

Facundo Bernardo Aché

Soy Facundo Aché, 50 años, desde hace 31 años cubriendo fútbol. Con pasos por AM Rocha, Radio Universidad y Belgrano, hace 22 años que trabajo en FM La Redonda, la radio de deportes de la ciudad de La Plata. Tres años cubrí el día a día de Estudiantes (2002-2004) pero antes y después cubrí -y cubro- la información de Gimnasia y Esgrima La Plata, tanto para la radio como para el Blog Tripero del Diario El Día. Además, colaboré en la redacción de Decano De América, la historia de Gimnasia en su 130 aniversario. Así que desde 1992 vinculado al "Lobo", ahora el desafío es brindarles la mejor información desde este espacio llamado El Rincón del Fútbol.

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2 Comentarios

  1. Muybuena historia soy de Mdp y de chiquito lo sigo a Facundo una gran persona .. con los años su sra Florencia fue maestra de mi hijo gracias x esta linda historia !!!

  2. Eduardo Tomás Sallette dice:

    Un gran lateral Facundo, cuando juega es como si jugáramos nosotros, porque siempre esta motivado y siente el partido, pero como siempre los directivos no saben la materia fútbol, y como se ha convertido en líder, no le renuevan el contrato, es otro ídolo que se tiene que ir de esta manera. Esperemos que en Mardel se encuentre con Roberto Gonzalo: otro fenómeno de lateral. Fuerte abrazo Facundo gracias por todo !!!

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