En el inicio a la quinta jornada del torneo de Primera División, Olimpo de Bahía Blanca visitó Quilmes en el sur del conurbano bonaerense. Al arribar al estadio quilmeño, el micro en el que viajaba todo el plantel de Olimpo fue apedreado en la bajada de Berazategui de la Autopista Buenos Aires-La Plata, por personas no identificadas. Todo indica que se trataría de un acto vandálico que nada tuvo que ver con el encuentro deportivo. Fernando Coniglio, el nueve bahiense, sufrió algunas contusiones leves y pudo disputar partido. Al mismo tiempo, en Avellaneda, hubo incidentes camino al estadio en la parcialidad de Racing Club: amenazas, corridas y tiros. ¿Resultado? Un herido de bala. Todo esto fue debido a una interna de la barra del club de Avellaneda. Resultado dos: el partido que iba a jugarse en Mar del Plata entre Racing y Gimnasia por Copa Argentina el próximo domingo quedó suspendido. No se puede garantizar la seguridad en dicho encuentro según el APREVIDE.
La cultura de una sociedad tiende a ser similar en muchos aspectos de una generación a la siguiente. En parte, esta continuidad en los estilos de vida se mantiene gracias al proceso conocido como endoculturación. La endoculturación es una experiencia de aprendizaje tanto consciente como inconsciente a través de la cual la generación de más edad invita, induce y obliga a la generación más joven a adoptar los modos de pensar y comportarse tradicionales. ¿Cómo se endocultura la sociedad futbolera argentina? Aceptando la violencia física y simbólica para comunicarnos hasta el punto de hacer desaparecer al “otro”. Si a esto le sumamos el negocio millonario que se oculta detrás de las hinchadas, ¿qué salida nos queda?
La endoculturación tiene sus límites, las antiguas pautas no siempre se repiten con exactitud en generaciones sucesivas, y continuamente se añaden nuevas. Como explica Margaret Mead: “Hoy en día, en ninguna parte del mundo hay ancianos que sepan lo que los niños ya saben, no importa cuán remotas y sencillas sean las sociedades en las que vivan estos niños”. Una nueva cultura con otros códigos, reconfigurando la relación Estado-Sociedad y donde el deporte (fútbol en este caso), ocupe una función socializadora, no comercial. Una cultura que en lugar de tener estadios vacíos, sin jugadores ni hinchas, se llene de vida, ¿la veremos algún día?
Muy interesante Diego!!
Hay alguien interesado seriamente en terminar con los barras?? y mas allá todavía con el negocio de la violencia??
Interesante tu nota Diego; largo debate por ahora sin respuestas
Excelente nota Diego! Felicitaciones