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El crack que nunca jugó un Mundial

SELECCIÓN ARGENTINA
#Historias mundialistas

Fue uno de los jugadores argentinos más importantes de todos los tiempos, alguien que cambió los conceptos del fútbol y que, como si fuera cosa de nada, con sólo jugar a su manera, encaminó a Real Madrid para que sea considerado como el mejor equipo del Siglo XX. Nacido en Barracas el 4 de julio 1926, formó parte de “La Máquina” de River, de la época dorada de Millonarios de Colombia y es símbolo infinito del club “Merengue”. Con todo y semejantes lauros, nunca pudo disputar un campeonato del mundo. Esta es la historia de “Alfredo Di Stéfano, el crack que no llegó a un Mundial”.

SIMBÓLICA. Quizás la imagen más reproducida de Di Stéfano, celebrando un gol con Real Madrid. (worldsoccertalk)

Como jugador ganó una Copa América, 5 Champions League, una Copa Intercontinental y 15 torneos domésticos. Como entrenador fue campeón en España con Valencia y en Argentina, ni más ni menos que con River y con Boca; logro que ninguna otra persona consiguió a lo largo de la historia. Se puede agregar que fue el primer sudamericano que obtuvo el Balón de Oro, en la segunda y cuarta ediciones de la presea o también que es el único jugador de la del mundo que posee el Súper Balón de Oro, premio que fue creado precisamente para honrarlo a él y a su trayectoria. Alfredo Di Stéfano es considerado por muchos como el mejor futbolista de todos los tiempos y es, además, el jugador que torció la historia de Real Madrid, convirtiéndolo en el mejor equipo del siglo pasado. Sin embargo, “La Saeta Rubia” nunca llegó a disputar un Mundial, perdiéndose la chance de desparramar su magia en una cita mundialista y dejando al público con las ganas de verlo.

(www.biography.com)

Descendiente de italianos y franceses, hijo de Alfredo Di Stéfano y Eulalia Laulhé Gilmont, Alfredito fue el segundo hijo del matrimonio. Su abuelo, Michele, fue el primer Di Stéfano que pisó tierras argentinas cuando llegó a Buenos Aires desde la isla napolitana de Capri.
La vida de Alfredito estuvo ligada al fútbol desde antes de nacer ya que su papá y su abuelo fueron futbolistas, pero fue recién en 1943, cuando aún jugaba con su hermano mayor Tulio en el Club Social y Deportivo Unión Progresista, que su carrera iniciaría en forma profesional. Tras realizar una prueba, los hermanos quedaron seleccionados para jugar en el Club Atlético River Plate, aunque Tulio sufrió una lesión en su rodilla que lo marginó de la vida futbolística. En cambio, Alfredo pudo llegar a las inferiores de River en 1944 y el 15 de julio de 1945 llegó el tan esperado debut; y aunque fue derrota ante Huracán y ese fue el único partido que Di Stéfano disputó en aquel Torneo Nacional, su equipo se llevó el campeonato y otros clubes vieron el potencial que tenía el chico nacido en Barracas. Durante 1946, Alfredo jugó en El Globo y en la quinta fecha del certamen, anotó sus primeros dos goles: el 26 de mayo frente a Estudiantes de La Plata, Di Stéfano convirtió un doblete para lo que sería el 3 a 1 final. En la etapa con Huracán jugó un total de 25 partidos y sumó 10 conquistas.
A la siguiente temporada y de regreso en River, le tocó sustituir ni más ni menos que a Adolfo Pedernera y como integrante de la recordada y mítica delantera reconocida como “La Máquina”, comenzaría su explosión como futbolista. River ganó el torneo doméstico y, además, Di Stéfano se convirtió en ídolo riverplatense y en goleador de aquel certamen con 27 goles en 30 partidos. Esto lo llevó a calzarse por primera vez la celeste y blanca y con la Selección nacional conquistó el Campeonato Sudamericano (hoy conocido como Copa América) en 1947, jugando seis encuentros y convirtiendo 6 goles.

El “Ballet Azul”. (Canal+)

Desafortunadamente para el fútbol argentino, la crisis y huelga de 1948, harían que Alfredo emigrara a Colombia y su magia con la pelota se trasladó al país cafetero, alejándose de las canchas de nuestro país.
Fue entonces que desembarcó en Millonarios, formando parte de lo que se reconoció a nivel mundial, el “Ballet Azul”, uno de los mejores equipos del mundo por la época y que continúa imborrable en el recuerdo de la gente. Justamente estando en el elenco cafetero, fue que llamó la atención de los dos clubes más poderosos de España: Barcelona y Real Madrid. En una gira que los “Merengues” realizaron en Sudamérica, Millonarios venció a los de la capital española y Di Stéfano fue una de las figuras del encuentro. Con el pasar de los meses, ambos equipos se enfrentarían en otras cuatro ocasiones, siempre con “La Saeta Rubia” como una de las máximas atracciones. Es aquí cuando sucede algo que modificaría estatutos y reglamentaciones. Como en Argentina el fútbol estaba paralizado por la huelga de futbolistas y en Colombia se jugaba fuera de las reglamentaciones de FIFA, no se llegaba a un acuerdo para definir quién tenía los derechos del pase de Alfredo.

Saeta blaugrana. (Canal+)

Por un lado, Barcelona había llegado a un acuerdo con River Plate y por otro, Real Madrid había hecho lo propio con Millonarios. Finalmente, después de muchas idas y vueltas y con Di Stéfano y su familia ya radicados en la Ciudad Condal (Barcelona), FIFA intervino y la resolución a la que se llegó fue que hasta que venciera el contrato que Alfredo tenía con Millonarios, jugaría durante 4 temporadas en ambos equipos españoles, alternando una para cada uno. Es decir que sería parte de Real Madrid una temporada y a la siguiente se calzaría la camiseta azulgrana. Esta “solución” no conformó ni al jugador ni a los clubes, pero a la postre, se pondría en práctica. Sin embargo, los “Culés” tomarían la decisión de vender su parte del pase a Real Madrid tan sólo tres meses después de iniciada la temporada y fue así que Alfredo Di Stéfano, comenzó su verdadero romance con el equipo Merengue.

 

 

La relación entre el futbolista y el presidente de la entidad madrileña, Santiago Bernabéu, no se ceñía únicamente a lo que pasaba dentro de la cancha, Di Stéfano colaboraba en lo relacionado con la elección de refuerzos y en los métodos de entrenamiento, entre otras cuestiones. De esta forma, su influencia en el mundo de Real Madrid era cada vez más intensa y toda la confianza que le daban, él la reforzaba con sus actuaciones partido tras partido. Y el impacto de su fútbol fue tan grande que, de la mano de Alfredo, el conjunto de la capital española volvió a alzar un trofeo de campeón de liga tras 22 años de sequía. Sin embargo, el lazo más fuerte llegaría de la mano de un logro que no parece que ningún equipo pueda repetir nunca: Real Madrid obtuvo cinco Champions League consecutivas. En aquel entonces, el torneo se llamaba Liga de Campeones de Europa, pero independientemente de la denominación que se le otorgue, lo que importa es el hecho en sí mismo; lograr imponerse como líderes absolutos durante cinco temporadas ininterrumpidas.

Logro irrepetible, jugador irrepetible. Di Stéfano y las 5 Copas de Europa consecutivas. (ethiosports)

Por supuesto que todo lo que hacía Alfredo esperanzaba al fútbol argentino con respecto a la Selección nacional, pero ese romance no llegó a destino. Para el Mundial de 1950, que se realizaría en Brasil, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), tuvo discrepancias muy fuertes con la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), hecho que llevó a AFA a cancelar la participación albiceleste en la cita mundialista. Estas diferencias se profundizaron con el pasar de los años, generando además varias disputas tanto con la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) y con FIFA, por lo que la Selección Argentina se ausentó también de los campeonatos en Sudamérica y del Mundial Suiza 1954.
Ya estando en España y poseyendo la doble nacionalidad, Di Stéfano fichó para representar al combinado español. La reglamentación de la época permitía que un jugador que tuviera dos nacionalidades pudiera jugar para ambos países. Desafortunadamente, por más que “La Saeta Rubia” tenía todo a favor para disputar el Mundial de 1958 en Suecia, el seleccionado español no logró clasificarse, de modo que el sueño que tenía Di Stéfano de disputar el torneo más importante del universo futbolístico, se frustraba nuevamente.
Cuatro años más tarde, el Mundial tenía sede en Sudamérica: Chile 1962 parecía que iba a ser finalmente el escenario donde Alfredo podría desplegar su magia y sin embargo, el destino demostraba una vez más que esa ilusión no podría convertirse en una realidad. En el anteúltimo partido de preparación, previo al viaje a tierras chilenas, Di Stéfano sufrió una lesión que lo marginó de la cancha y aunque viajó con el plantel y estuvo junto a sus compañeros, no consiguió entrar ni participar de ningún encuentro oficial.
Ya para el Mundial de Inglaterra en 1966, Alfredo estaba en la última etapa de su carrera y no fue convocado al seleccionado de España, reconocido como “La Furia”.

(Canal+)

Justamente en el año 1966, el día 3 de abril, el gran futbolista del Siglo XX se retiró de la actividad como jugador, siendo su última casa el Real Club Deportivo Espanyol de Barcelona. En la institución barcelonista, “La Saeta Rubia” disputó 2 temporadas, consiguiendo participar en 60 partidos y anotando 23 goles entre la Liga Española, Copa del Rey y Copas de Europa.
La despedida definitiva del gran Di Stéfano fue durante un partido homenaje jugado en el Estadio Santiago Bernabéu, entre Real Madrid y Celtic Football Club (Escocia). Fue el 7 de junio de 1967 y en el minuto 13 del complemento, Alfredo se quitó la cinta de capitán y se la cedió a Ramón Grosso. Mientras salía del campo de juego, la afición de un Bernabéu totalmente colmado, explotó en aplausos y vitoreos para su jugador emblema y al salir de la cancha, el fútbol y la historia, le dijeron adiós a un futbolista que definitivamente, marcó un antes y un después en el deporte más popular del universo.

Más allá de su etapa como entrenador que lo llevó a dirigir a Elche CF, Valencia CF, Rayo Vallecano, Deportivo Castellón y Real Madrid en España, además de ser director técnico del Club Atlético River Plate y el Club Atlético Boca Juniors en Argentina, Di Stéfano fue nombrado presidente honorario de la institución merengue, manteniendo el nombramiento hasta el día de su deceso.

Alfredo Di Stéfano falleció el 7 de julio de 2014, tres días después de haber cumplido 88 años y fue velado en la Capilla Ardiente del Estadio Santiago Bernabéu, donde una multitud dijo presente para darle su último adiós. A través de las redes sociales, reconocidas celebridades del fútbol y del deporte en general, junto a miles y miles de anónimos alrededor del globo, le brindaron una cordial despedida, acorde a lo que “La Saeta Rubia” representó. Desde todos los equipos de España y del mundo, llegaron condolencias y palabras de admiración y respeto; nadie quería faltar en el adiós del final.

E independientemente de los colores de las camisetas que vistió, los clubes por donde pasó como profesional o los 669 partidos jugados y los 480 goles marcados a lo largo de su carrera, Alfredo Di Stéfano siempre será recordado como aquel chico de Barracas que llegó a España para cambiar la concepción del fútbol, pero que por diferentes cuestiones de la vida y el deporte, jamás logró formar parte de un Mundial.

River, donde todo empezó. (El Gráfico)

 

FOTO DESTACADA: “Primer Carnet de Socio de River Plate”
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El Gráfico

Maru Burak

Nací un lluvioso lunes 12 de julio de 1982 y según mi DNI me llamo María Clarisa Burak, pero soy simplemente Maru. En 2005 dejé mi natal Provincia de Buenos Aires y me vine a Córdoba, donde resido desde entonces.
Por hobbie hago música, canto e intento bailar, pero mi vocación es, fue y siempre será el periodismo.
Me sumé a "El Rincón del Fútbol" en febrero de 2017 y espero mantenerme acá mucho, pero mucho tiempo: no es usual encontrarse a una manga de loquitos igual de fanáticos que yo. Aunque todos los deportes me atraen, el fútbol tiene ese no se qué, ese encanto que me aprisiona.
En El Rincón cubro "Le Championnat", es decir la Liga de Primera División de Francia y a la Selección Argentina, tanto en masculino como en femenino. También me sumo al grupo de Champions y Europa League, porque Schiavi no puede solo con todo...

Deseo que el futuro me encuentre dedicada a mi vocación y que pueda desarrollarla con criterio y profesionalismo.
Soy MESSIsta, BANINIsta, fan de Aldana Cometti, soñadora e ideologista, del deporte y de la vida.
Sólo resta decir... ¡Pero qué viva el fútbol!

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