Con cómoda superioridad, en el Wanda Metropolitano de Madrid, el Barcelona goleó al Sevilla por 5 a 0 y gritó campeón por cuarta vez consecutiva en esta competencia, además de constituir la trigésima Copa del Rey de su historia.
“Y cuando gana el Barça, cree que hay Dios y es azulgrana”, así describe Joaquín Sabina el pensamiento de Joan Manuel Serrat cada vez que gana el Barcelona. Y hoy no habrá sido la excepción, porque el equipo dirigido por Valverde le ganó la Copa del Rey al Sevilla, en el Wanda Metropolitano de Madrid.
Con gran superioridad y exhibiendo gran calidad de juego, el azulgrana goleó a los andaluces por 5 a 0, con destacada comodidad y demostrando una vez más por qué está donde está.
Abrió el marcador Luis Suárez a los 14′. El Barcelona ya venía dejando sin respiro al Sevilla, pero la concreción del primer gol llegó recién al cuarto de hora. Después de un gran pase en profundidad por parte del guardameta Cillessen, el balón fue recibido por Coutinho, quien luego de atravesar gran parte de la cancha, logró pasarle la pelota a Suárez, picándosela al arquero Soria. El uruguayo sólo tuvo que empujarla y así la hundió en la red para poner el 1 a 0.
Ya a los 31′ el capitán culé, Iniesta, asistió a Jordi Alba quien, de taco y de memoria, se la pasó a Lionel Messi. El argentino usó su pie más hábil para rematar desde el borde del área chica y enviar la pelota bajo los tres palos de Soria, que nada pudo hacer ante el zurdazo del 10, que puso el 2 a 0.
Luego de una jugada colectiva entre Jordi Alba, Lionel Messi y Luis Suárez, a los 40′ el uruguayo definió de derecha y puso el 3 a 0, ganándole un mano a mano al arquero blanquirrojo.
Así se fueron al descanso, con el partido prácticamente definido.
Ya en el complemento, no hizo falta esperar demasiado para que el azulgrana siga ensanchando la distancia en el marcador. Es que a los 51′ Iniesta anotó el 4 a 0 luego de ser asistido por Messi. La pelota se la había robado Suárez a Banega en mitad de cancha, le llegó al capitán, que hizo una pared con Coutinho y terminó recibiendo una asistencia de Messi. Gran jugada colectiva de los de Valverde, que ya ganaban 4 a 0, y faltaba más.
Las cifras definitivas al marcador las puso Coutinho, a los 69′. Es que el árbitro del encuentro, Jesús Gil Manzano, le cobró mano a Lenglet y dictaminó la pena máxima. Messi le cedió el tiro desde los doce pasos al brasileño, y este remató a la derecha del arquero, que no le adivinó el lado y estaba teniendo una noche para el olvido. 5 a 0 y así quedó el resultado final.
Por parte del Sevilla, sólo contó con alguna que otra ocasión de gol por parte de Sarabia y Banega, pero aisladas y sin profundidad. Se lo vio desorientado y sin recursos.
Así el Barcelona volvió a gritar campeón de la Copa del Rey, por cuarta vez consecutiva y siendo la número treinta en su historia. El Barça es amo y señor, no hay dudas de que los del Valverde constituyen el mejor equipo del mundo.
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