La 13° Champions League conquistada ayer por el Real Madrid tras vencer al Liverpool, agranda el logro del Boca de Carlos Bianchi que en el 2000 le ganó la Copa Intercontinental. Desde allí, el “Merengue” se impuso en todas las finales internacionales que disputó.
17 años y miedos pasaron desde aquel 28 de noviembre de 2000. El escenario el Estadio Nacional de Tokio. El trofeo en juego, la Copa Intercontinental. De un lado el Real Madrid campeón de Europa. Del otro, el Boca campeón de América. Casillas, Hierro, Roberto Carlos, Figo, algunos de los apellidos “merengues”. Bermúdez, Riquelme, Palermo, Córdoba, con la “Azul y Oro”. Y un 2-1 para “Xeneize” que entró en la historia de las grandes gestas del fútbol argentino.
Un triunfo de esos que no se olvidan. Y que el paso del tiempo agiganta aún más. Un recuerdo para los fanáticos del club de la Ribera imborrable y que despierta la añoranza de esas épocas que se fueron y esperan volver a vivir.
Pero hay algo que trae a la memoria ese partido donde brilló Juan Román Riquelme y es justamente el oponente de entonces: un Madrid arrollador que no encuentra rival desde entonces que lo haga besar la lona como lo hizo aquel Boca de Carlos Bianchi.
La consagración en Kiev se transformó en la final número 13 que disputó en el plano internacional el Real Madrid desde aquella derrota con el doblete marcado por Martín Palermo en la fría noche de Tokio. Desde ese momento, el gigante español cosechó cinco Champions League (la 2001/02 ante Bayer Leverkusen, la 2013/14 contra Atlético de Madrid, la 2015/16 también ante el Colchonero, la 2016/17 ante la Juventus y la actual 2017/18 frente a Liverpool); una Intercontinental en 2002 ante Olimpia; tres Mundiales de Clubes (en 2014 ante San Lorenzo, en 2016 ante Kashima Antlers y en 2017 ante Gremio) y cuatro Supercopas de Europa (en 2002 ante Feyenoord, en 2014 y 2016 ante Sevilla y en 2017 ante Manchester United). 13 finales en 17 años y medio, en todas ganador. Una verdadera máquina.
“Recuerdo la Intercontinental contra Boca en el 2000 que nos costó caro. Ese partido nos enseñó una lección”, manifestó Iker Casillas antes de enfrentar a San Lorenzo en 2014 por la final del Mundial de Clubes en Marruecos. Quizás esa lección a la cual se refirió el ex-portero madrilista se vinculaba con llegar a esa final como banca, ante un rival al cual muy pocos le tenían fe.
Los dos tantos tempraneros del “optimista del gol” fueron un mazazo difícil de superar para los “blancos” más allá del descuento de Roberto Carlos. La insistencia del Madrid por llegar al empate se topó con la ineficacia propia, las manos de Oscar Córdoba, la suerte esquiva y una actuación soberbia de Riquelme, que cuando se hizo dueño de la pelota desplegó su enorme talento.
Pero hay otro motivo de orgullo para el conjunto argentino en choques con el Madrid: es el único club que le ganó al conjunto español en cuatro continentes distintos: el 22 de marzo de 1925 se impuso 1-0 con gol de Carmelo Pozzo en el Estadio Chamartín, la cancha donde jugaba por entonces y que quedaba exactamente al lado de donde está emplazado actualmente el Santiago Bernabéu; en 1964, por la Copa Mohamed V disputada en Marruecos, victoria 2-1 con tantos de Menéndez y Rullo; 2-1 en 1994 en un amistoso en la Bombonera con goles de Da Silva y Naveda; y la mencionada consagración en la Copa Intercontinental de 2000 en Tokio.
Aquel equipo que alistó a Oscar Córdoba; Hugo Ibarra, Bermúdez, Traverso, Matellán; Sebastián Battaglia, Mauricio Serna, José Basualdo; Juan Román Riquelme; Martín Palermo y Marcelo Delgado (luego entraron Burdisso y el hoy DT Guillermo Barros Schelotto), entró en la rica historia azul y oro. Por este triunfo y por otros que le precedieron y le siguieron. Pero el gigante español que aniquila a cuanto rival se le cruce por delante también, por esas cosas del destino, colabora con el recuerdo de aquellos nombres y aquel logro. Al fin y al cabo, la última derrota del Madrid en finales internacionales fue ante el “Xeneize”. Y hasta que otro equipo no lo haga saborear el polvo de la derrota, esa hazaña crece día a día.
Imagen destacada: Clarín