Culminó una nueva fecha en el fútbol criollo, dejándonos con una victoria de los denominados cinco grandes de nuestra tierra, todos concluidos con la valla en cero, lo que nos remota a un añejo tiempo desde la última vez que sucedió algo parecido.
Más específicamente al 02/10/1966. Otra época, otro fútbol, eso está más que claro.
En Independiente-Godoy Cruz se dio un partido parejo, tranquilo, la victoria lo ayudó bastante a Gabriel Milito. Lo oxigenó bastante después de un arranque con muchas críticas, propias y ajenas. Propias porque fue público su malestar por el accionar de la dirigencia en torno al mercado de fichajes y el poco movimiento en arribos de jugadores. Y ajenas por las críticas que recibió después de quedar afuera de la Copa Argentina en tempranas instancias.
Seguramente el DT estaría más contento si en su equipo contará con un Pavoni, un Pastoriza dueño del medio o un letal Artimé, algunos de los que en ese 1966 le ganó por 4-0 a Banfield en el antiguo Doble Visera. No obstante, le alcanzó con los goles de Vera y la grata aparición para el pueblo “diablo” del chico Barco, autor del gol que sentenció el partido a favor del Rojo.
Casualmente en la vereda de enfrente, el partido lo resolvieron por la misma diferencia de goles, ganando por dos a cero en San Juan a San Martín de dicha provincia.
En el debut del Ruso Zielinski, los goles de Acuña y Cerro hicieron arrancar dicho proceso con el pie derecho. Lejos en el tiempo quedó aquel Racing de Glorias como Perfumo y Díaz, Basile y los Estandartes de Cárdenas y Maschio, que en aquel 2 de octubre aplastaron 6 a 0 de visitante a Ferro.
Los goles de ese encuentro fueron repartidos entre el Mariscal (no creo que haga falta aclarar de quién hablo), Rulli, J.J. Rodríguez y Martinelli en 3 ocasiones.
El último partido que también finalizó 2 a 0, igual a los que jugaron los equipos de Avellaneda, fue el que San Lorenzo derrotó a Defensa y Justicia en la localidad de Florencio Varela. En un partido en el que arrancó ganando con un gol de Nicolás Blandi, en el segundo tiempo el equipo de Ariel Holan se animó a buscar el empate y, cuando todo hacía parecer que se podía dar, el Cuervo cerró el partido con un gol de Tomás Cardona en su propia valla.
Un equipo Santo que en esa época le ganaba por un solo gol de penal a Argentinos Juniors, disputado en la cancha de Atlanta, donde el bicho colorado hacia las veces de Local. Lindo equipo donde se floreaban algunos que, según dicen, eran buenos, como unos tales Albrecht (quien metió el gol de penal), Telch, Veira y Rendo. Pavada de nombres.
Llegó el turno del equipo de la Ribera, que luego de una semana convulsionado por una actividad extra deportiva de Centurión, algo que le valió algunas tapas, el conjunto boquense tuvo que desviarse un poco del aspecto futbolístico. No le resultó fácil vencer a Belgrano de Córdoba, pero un gol de Tevez le abrió el partido y parecía que iba a encarar el partido con mayor tranquilidad. Poco duró esa intuición ya que, el mismo Tevez, fue expulsado después de un agravio al árbitro del partido, Germán Delfino, quien previamente lo había amonestado por una dura entrada. Luego del partido, el técnico de Boca salió a bajar los decibeles y la polémica diciendo que no le enojaba la expulsión. Lo cierto es que Tevez es, hoy en día, la bandera visible de este conjunto, a quien la mayoría de los hinchas claman como un ídolo y quien debe ser un faro para los más chicos del club. A quien es autor de esta columna no le parece prudente que existan estos deslices, ya que ponen en duda todo lo que se atribuye a un jugador de características tan notorias como Carlos Tevez. Él y todo el pueblo auriazul tuvieron la suerte de que Pavón, mediante un buen tiro libre, y el colombiano Frank Fabra finalizando una certera contra, hayan liquidado el cotejo y hayan dejando los 3 puntos en el Alberto J. Armando.
Es insospechado que D. Goicoechea, árbitro del partido que Boca le ganó de visitante a Colón en Santa Fe por 2 a 0, hubiera permitido de Marzolini,Rattin o Menéndez una conducta como la de Carlos Tevez. Los goles convertidos ese día fueron de Simeone y Luna.
Y cerrando esta columna, el domingo a la noche jugaron Talleres de Córdoba contra River Plate. El conjunto “tallarín”, en pleno gozo por volver a jugar de local en Primera luego de 12 años, preparó una verdadera y colorida fiesta en las tribunas.
Un partido trabado, disputado, en el que el conjunto dirigido por Marcelo Gallardo tuvo que trabajar con el overol para poder ganarlo por la mínima diferencia con un gol del ecuatoriano Arturo Mina. Aún así, estando arriba en el marcador no se pudo relajar ni teniendo dos jugadores de más por expulsión de los locales. Destacable y muy revelador el paraguayo Julio Moreira, quien aún cambiando de banda por la temprana lesión de Casco, fue un bastión por todo el lateral.
Diferente (y mucho) fue ese día de 1966 que River le ganó abultadamente a Newell’s en el Antonio Vespucio Liberti. En ese encuentro, referado por el conocido Guillermo Nimo, un Millonario con Carrizo en el arco y la presencia de algunos que quedaron en la historia rica como Matosas, D. Onega y “Pinino” Mas, quienes fueron autores de un gol cada uno. A ellos se le sumaria una conquista de Sarnari para senteciar el score.
50 años pasaron para que los cinco grandes ganaran sus partidos sin recibir goles, con la valla en cero, y es sin dudas el acontecimiento del fin de semana.
(Fuente de foto principal: Taringa!)
tremenda columna papa, muy buena!!
Excelente Axel!!
Muy buena Carrizo!!!!